REALIDADES Y FICCIONES
—Revista Literaria—
Nº 55 – Septiembre de 2023 – Año XIV
ISSN 2250-4281 –
Edición trimestral
“Pareja de colibríes” Mónica Villarreal (2023) (Acrílico sobre panel, 41 cm x 31 cm) |
Sumario
• Un nuevo libro de Nora Nardo: “Salvar el olvido. Salvare l’oblio”. (Alicia María Neira)
• Annie Ernaux o la escritura autobiográfica. “Memoria de chica” de Annie Ernaux. (Anna Rossell)
• Romper la ortodoxia: una novela negra diferente. “La niña de las tinieblas” de Laird Koenig. (Anna Rossell)
• “Eva en barricada”, de Sandra Flores Ruminot: Poesía a la altura de estos tiempos. (Luis Benítez)
• “Los sueños de la eternidad en el tiempo”, de Alejandro Bovino Maciel. (Luis Benítez)
• ¿Quién ofrece las manzanas? (Adán Echeverría)
• Antisemitismo. (David Alejandro Rosenthal Villamizar)
Nueva colaboradora de Realidades y Ficciones:
Alicia María Neira, Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Héctor Zabala ©
Cuando un amigo se va
Alberto Cortez (1969)
Cuentan que en África al morir un
anciano su gente dice que desaparece una biblioteca. Creo que en el caso de mi
amigo Agustín Romano se perdieron varias bibliotecas juntas. Y de las más
grandes.
Porque Agustín
tenía una cultura como pocas veces he visto. Y una imaginación para asociar
cosas —en apariencia disímiles— como tampoco es común. Era capaz de encontrar
relación entre dos hechos o dos libros donde nadie lo había pensado. Y quienes
lo conocieron saben bien de lo que estoy hablando. Era un verdadero filósofo,
uno de verdad.
Sus
conferencias —impecables— las decía con apenas algún apuntecito hecho medio a
las apuradas. Unas diez palabras le eran más que suficientes como guía general.
Después era todo Agustín; sacando tesoros de su propia cabecita, de sus
múltiples y variadas lecturas. Su casa era un mar de libros. Poco le importaba
dar la conferencia frente a un puñado de personas o que la sala se viniera
abajo. No se parecían para nada a los discursos de esos “sabios” que con
frecuencia se ven en la tele engolando la voz o que se los lee en revistas de
opinión jugando a ser eruditos. No, Agustín sabía de literatura, de historia,
de mitología, de todo, y sabía en serio. Tenía la palabra de un grande hombre y
la sonrisa de un niño.
No esquivaba
ninguna pregunta durante o después de sus disertaciones, no se hacía el tonto
jamás, como se suele decir. Y cuando no sabía algo —cosa muy rara— lo confesaba
con calidez socrática. Nunca trató de aparentar erudición ni sabiduría. Las
tenía.
Tuve la suerte
de conocerlo allá por 2003. Desde el primer día congeniamos como si nos
hubiéramos conocido de siglos, como si hubiésemos sido hermanos de toda la
vida. No había forma de enojarse con él. Su humor era proverbial, su buena onda
increíble. Abierto, accesible como pocos. Gracias a él, me dediqué casi de
lleno a la actividad literaria.
Estudiar
cualquier asunto con Agustín era una fiesta. Era llegar a un planeta
desconocido. Era obligarte a ver desde distintas facetas. Nunca se conformaba
con analizar una o dos variantes. No, él trataba de mirar el asunto desde todos
los ángulos posibles. O como yo a veces le decía en broma: … y desde alguno más
de los posibles también. Era asombroso.
Trabajamos
juntos en el Boletín de
Mientras tanto
fui conociendo a su familia. Su esposa, sus hijos Javier y Gabriel siguen
siendo amigos muy queridos. A la par, él conoció a mi familia. Por ese tiempo
(mediados de la década pasada), mi hija Alicia y Diana Decunto conducían un
programa literario en una radio por internet. Entrevistaron tanto a Agustín
Romano como a su esposa Isabel Llorca, también escritora, y luego a varios
otros autores que el propio Agustín les fue recomendando.
Nos seguimos
viendo con Agustín para tomar un café y pergeñar proyectos. Así nació Polis Literaria, entre otros, con él y
su esposa, y del que quedan testimonios en la web. Hablábamos por teléfono
varias veces por semana, pues vivíamos en barrios algo alejados. Nos
consultábamos cuestiones de literatura, cambiábamos opiniones sobre tal tema o
tal otro. Cuando pasaba una semana sin hablarnos, al levantar el tubo oía su
voz risueña: “¿La casa del señor Héctor, el domador de caballos?” Y al echarme
a reír, escuchaba cosas como “Bueeeno, al fin te encuentro… porque, ¿sabés?, yo
tenía un amigo que se llamaba tal como vos, pero hace un siglo que no me llama;
aunque, es cierto, yo tampoco lo llamo...” Lo que se dice un tipazo. La
pandemia hizo que nos comunicáramos casi a diario, cuando lo del café nos fue
imposible. Pero, lamentablemente, este gran amigo nunca dijo que se sentía mal
en lo físico… ni a mí ni a sus otros amigos.
Estaba más allá
de mezquindades, celos profesionales, envidias, tan propio de las relaciones
humanas. Se decía ateo (a veces agnóstico), aunque nunca le creí del todo. De
ahí mis bromas al desafiarlo con cariño: “Serás muy ateo, pero tu forma de ser
está demasiado cerca de cierta humildad recomendada por un tal Jesús desde un
monte de Galilea. Así que, querido Agustín, ¿en qué quedamos?” Después ya no
podíamos parar de reír, porque sabíamos que era cierto: un hombre humilde de
corazón y generoso como nadie.
Respecto a la
trascendencia de un autor, alguna vez me dijo algo así: “No te niego el valor
de la escritura, pero eso de ‘comprometerte’ en una causa no lo veo muy serio.
Algunos de esos ‘comprometidos’ te hablan como desde un púlpito, como si fueran
la voz de Dios. Y lo peor, es que no pocos de ellos se lo creen. ¡Mirá si vamos
a cambiar el mundo porque garabateemos unos textos por acá o por allá!” Ese
escepticismo también hablaba de su humildad.
Sin embargo,
esos “garabatos” de Agustín eran oro de Ofir. La lista que pongo al cierre de
estas palabras es apenas un pálido reflejo de todo lo que escribió.
Todavía
mantengo en carpeta varios textos de Agustín que continúan inéditos, algunos recibidos
en los últimos meses de su vida. Los pondré a disposición de los lectores tras
la debida autorización de sus familiares.
Solo
me resta decir: ¡Gracias, amigo!
AGUSTÍN ROMANO
(San Fernando, Buenos Aires, Argentina, 7/7/1940 - Ciudad de Buenos Aires, 16/6/2023)
Ensayista, narrador, estudioso del
teatro, profesor en Filosofía por
Ha publicado La letra que faltaba en la revista Para Entender a Borges.
Otros ensayos que se fusionan con la
ficción han sido publicados en Dialogantes
(revista de psicoanálisis): Confesiones
de un lector de Borges; Una rosa es
igual a otra rosa, a otra rosa, a otra rosa...; La patria kafkiana; El tiempo
cero, algo de historia y un poco de Joyce. Dejó inédita una novela y varios
textos más.
Más sobre su trayectoria y obra en:
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2016/09/realidades-y-ficciones-revista.html
http://polisliteraria.blogspot.com/
Obras publicadas:
• Diálogos con Ricardo Asmas - Revista SESAM Nº 76
• Así hablaba Zaratustra (Discurso preliminar - Parte 1),
de F.Nietzsche - Revista SESAM Nº 77 [1]
• Diálogos con Tito Gelfman - Revista SESAM Nº 77
• Enrique Santos Discépolo (Discepolín) Un poeta que no
pedía permiso - Revista SESAM Nº 77 [1]
• Diálogos con Eduardo Arcuri - Revista SESAM Nº 78
• Carlos Gardel: Tres versiones de un mito - Revista SESAM
Nº 78
• Textos pequeños de grandes autores: Jorge Luis Borges -
Revista SESAM Nº 79
• Confesiones de un lector de Borges - Revista SESAM Nº 79
• Diálogos con Silvia Ferrante - Revista SESAM Nº 80
• Salomón: el cantar de los cantares - Revista SESAM Nº 81 [1]
• Roberto Arlt y
http://elblogdesesam.blogspot.com/2008/08/
http://elblogdesesam.blogspot.com/2008/08/revista-sesam-n-82.html
• Diálogos con Jorge Sombra - Revista SESAM Nº 82
http://elblogdesesam.blogspot.com/2008/08/
• Chabuca Granda - Revista SESAM Nº 83 [1]
http://elblogdesesam.blogspot.com/2009/02/
• Tres monólogos de Shakespeare - Revista SESAM Nº 84
http://elblogdesesam.blogspot.com/2009/05/
• Diálogos con Gustavo Piñeiro - Revista SESAM Nº 85
http://elblogdesesam.blogspot.com/2009/12/
• Para una teoría estocástica del relato - Revista RyF Nº
05 y Revista SESAM Nº 86
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2011/06/
http://elblogdesesam.blogspot.com/2009/12/
• Algunos apuntes para la literatura de un tal Julio
Florencio - Revista RyF Nº 06 (y Revista SESAM Nº 75)
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2011/09/
• La gran patria kafkiana - Revista RyF Nº 07 (y Revista
SESAM Nº 80)
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2011/12/
• Un fantasma recorre... - Revista RyF Nº 09.
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2012/06/
• Fascinación y misterio de Santiago Caruso: ilustrador -
Revista RyF Nº 12.
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2013/03/
• Las Antígonas y
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2016/09/
• Literatura y enfermedad - Revista RyF Nº 34.
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2018/09/
• Belgrano o lo que se cifra en el nombre - Revista RyF Nº
43.
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/09/
• Estela Barrenechea: una escritora de
aquellas - Revista RyF Nº 48. [1]
https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2021/12/
[1] En colaboración.
UN NUEVO LIBRO DE NORA
NARDO
Alicia
María Neira ©
El importante emprendimiento cultural Generación Abierta concretó la edición de este nuevo poemario de la autora bilingüe español-italiano. Traducción: Doménico Muratore
Nora P. Nardo |
Al abordar su lectura, ya desde el
título tan sugerente nos vemos invitados a adentrarnos en una temática plena de
significado. En el transcurso de la misma impacta el sentimiento que se
desprende de cada uno de sus versos. En el comienzo evocando a sus padres y
ancestros desde aquel lejano pueblo itálico, su travesía atlántica hasta
Argentina y el reencuentro generacional en los viajes de búsqueda y
reconocimiento.
Interesante el concepto de Celaya
[1] que Nora Nardo hace propio al citarlo: “el poeta asume la pena de
todo lo existente y habla por los otros”. Así el lector se va identificando con
las expresiones tan logradas de la autora evocando la pérdida de las personas
amadas o el desamparo de los niños que viven en la calle: en sus palabras, “la
herida […] lloviznó nuestros corazones”.
En la serie de poemas titulados Amanecer, Atardecer, Anochecer, evidencia su canto al amor, la belleza y el encuentro, con una depurada estética en la palabra justa y precisa.
Finalizando, tomo uno de sus versos que
representa el hondo sentido, la riqueza verbal y expresividad afectiva del
poemario de Nora Patricia Nardo:
“Esta lírica sublime es imperecedera”.
En su trayectoria poética Nora Patricia
Nardo publicó los libros: “Relatos de la piel” (Ed. Generación Abierta 2010); Pretextos de la oscuridad (Buenos Aires,
Ed. Generación Abierta 2012); Umbrales
posibles (Buenos Aires, Ed, Generación Abierta 2016); “Storie di pelle”
(D.M. Edizioni, Italia, 2021.
Participó de las Antologías: Café con Letras, la re-evolución de la
palabra (2013); Antología del lector
cómplice (2014); Antología Grupo
Alegría X aniversario (2005-2015); Antología
Café literario Antonio Aliberti, 25 años con el arte (1992-2017); 24 Mujeres Poetas hoy (2019).
La autora es poeta, licenciada en
Ciencias de
https://www.generacionabierta.com.ar
[1] Gabriel Celaya: poeta español de la
generación de la posguerra. Su nombre completo era Rafael Gabriel Juan Múgica
Celaya Leceta. (Hernani, Guipúzcoa, 18/3/1911 - Madrid, 18/4/1991). Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Celaya.
ANNIE ERNAUX O
Anna
Rossell ©
Un descubrimiento, esta autora francesa,
que explora un género basado esencialmente en la autobiografía. La reflexión
sobre la escritura autobiográfica es un campo vasto y explorado desde diversas
ópticas, desde la literatura de ficción basada en la vida propia hasta los
ensayos que versan sobre la autobiografía misma o la escritura del diario
personal.
Annie Ernaux |
Catalogar como novela la mayoría de las
obras que Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940) ha escrito tras abandonar
sus primeros pasos como ortodoxa escritora de ficción no parece corresponderse
con el género que ella cultiva desde hace tiempo. Más adecuado es referirnos a
ella como escritora autobiográfica, si bien lo que escribe tampoco es una
autobiografía. Porque lo que Ernaux hace es desplegar en forma de escritura, en
un ejercicio de memoria, los episodios más flagrantes y sobrecogedores de su
vida, en varias narraciones.
Su último libro, Mémoire de fille (Gallimard, 2016), traducido también al catalán
por Angle Editorial este año 2020, en versión de Valèria Gaillard, con el
título Memòria de noia, es un texto
paradigmático para introducirse en esta peculiar y sugestiva forma de
escritura.
Y si bien la autora se plantea la
pregunta sobre el objetivo que persigue el hecho de poner sobre papel con la
intención de publicarlo una parte más que significativa de su vida, la
incógnita no se acaba de resolver del todo con una respuesta clara y
contundente. Leemos que tiene «Una sospecha: quién sabe si no he querido,
oscuramente, desplegar este momento de mi vida para experimentar los límites de
la escritura, empujar al límite el tira y afloja con lo real [...]. Quizá
también poner en juego la figura de escritora que me devuelven [...], denunciar
una impostura del tipo 'no soy la que pensáis'».
Cuando hablamos de autobiografía o de
diario personal nos preguntamos hasta qué punto podemos dar por hecho que el
texto sea absolutamente sincero por parte del autor o autora (siempre nos queda
la duda sobre la intención más o menos consciente de presentarse de manera
agradable —también a los propios ojos—, aunque no haya en principio voluntad de
publicación). Sin embargo, el texto de Ernaux parece escrito con una sinceridad
y una autenticidad estremecedoras. No tendría sentido no escribir con honradez
cuando uno de los objetivos que sopesa es librarse de un «yo» que quiere dejar
para siempre atrás, del que se avergüenza, con el que no quiere identificar el
«yo» del momento actual en que escribe, que considera otro.
En el transcurso de la lectura y
teniendo en cuenta los hechos narrados —que arrancan con unos acontecimientos
que en el momento en que ella los vivió le produjeron vergüenza y orgullo—,
relacionados con su primera experiencia sexual en el verano de 1958 y que
terminan en 1963, cuando ella es estudiante de Letras en la universidad de
Rouen, nos parece llegar a la conclusión de que el primer objetivo de la autora
es recuperar para sí misma una memoria que le ha dejado una huella ignominiosa,
que la ha seguido acompañando demasiados años y que tiene la esperanza de
superar con la escritura. Y, si leemos con atención, parece que lo consigue.
Porque desde que comienza el relato hasta que lo concluye, la seguridad de la
autora y el sentimiento de autoafirmación y de identificación con su último
«yo» parecen irse consolidando paulatinamente. La autora considera la memoria
como una forma de conocimiento. Lo que parece perseguir es reubicar la memoria.
La temática narrativa que trata es
sencilla y frecuente en literatura: la vida de una chica en los años más
cruciales desde su primera experiencia de libertad a los dieciocho, que le
proporciona también la sexual, hasta que empieza a encauzar su futuro como
mujer joven, más segura de sí misma. Esto la emparentaría, en el campo de la
ficción, con muchas novelas juveniles o con las novelas de aprendizaje. Lo que
hace especial el relato es el cómo, su calidad autobiográfica, que equivale a
una confesión, a una liberación. Y lo que le da un valor añadido impagable es
la posibilidad que ofrece al lector de reflexionar sobre la escritura autobiográfica,
a pesar de que este no sea, al menos no en primera línea, el tema (consciente)
del relato.
Ernaux escribe lo que leemos en el año
2003, con una distancia de cuarenta y cinco años en relación con aquel verano
de 1958, en el que arranca su historia, cuando pasará las vacaciones como
monitora en unas colonias infantiles. Y escribe manifestando inseguridad en
cuanto a su intención. No la abandonarán las preguntas, que salpican el texto y
lo acompañan constantemente a medida que se desarrolla. A veces afirma
directamente que la memoria le falla, pero manifestaciones indirectas de
incertidumbre son recurrentes: las expresiones como «seguramente», «quizá», «me
pregunto si», «[...] lo que hoy me parecen las primeras señales de aquello en
que me convertiré después —o en lo que creo haberme convertido», dan a entender
su honradez y el sentimiento de imposibilidad de tomar la necesaria distancia
de los hechos para referirlos con perspectiva. Sus herramientas: la memoria,
que ella provoca contemplando fotografías y releyendo cartas y anotaciones
hechas en aquella época en libretas.
Ella, hija única, nacida en el seno de
una familia católica de tenderos (el padre proveniente de agricultores), pasó
su infancia en Yvetot, pequeña población de la alta Normandía. El ambiente
católico que la acompañó desde niña, en la familia y en la escuela, así como el
fuerte control al que estaba sometida por parte de los padres, probablemente
cultivaron en la joven un deseo de libertad que marcó fuertemente su primera
experiencia sexual y los sentimientos antagónicos que esta experiencia le
desencadenó. Sin embargo, Ernaux no hace ninguna hipótesis en este sentido,
sencillamente describe el ambiente de catolicidad que ella conocía,
contraponiéndolo fuertemente con el de los «otros». La diferenciación «yo» vs.
«otros» constituye un leitmotiv que
hace patente su sentimiento de aislamiento y de rareza en relación con el resto
de monitores y el fuerte deseo, a menudo expresado, de pertenencia al grupo,
del que se siente siempre excluida.
Los planteamientos que se hace a sí
misma la autora relativos a sus intenciones, al funcionamiento de la memoria, a
su percepción de varios «yo», en función de la etapa vital en que se
encuentra... sirven al lector para hacerse preguntas esenciales sobre la
objetividad, la verdad, la parcialidad de la memoria, la capacidad para la
autopercepción, la función de la escritura, los límites entre géneros
literarios...
Formalmente el relato está escrito en
primera y en tercera persona; Ernaux emplea la tercera para ganar distancia
entre el «yo» actual y el «yo» del verano del 58 sobre el que escribe. El
registro lingüístico es juvenil y refleja el lenguaje fresco y desenfadado de
la chica de aquellos años. De vez en cuando emplea estilísticamente el listado
para hacer relación de recuerdos o de objetos, lo que transmite la sensación de
espontaneidad, como si la autora hubiera trasladado literalmente las
anotaciones de sus libretas de chica de aquel tiempo a la narración del texto.
La autora recibió el premio Renaudot
(1984) por
Una lectura recomendable.
ROMPER
Anna Rossell ©
Romper la ortodoxia comporta siempre riesgo, tanto más cuanto más rígida es la norma y más establecida está. La novela negra ha fraguado a lo largo de su historia características que han configurado un prototipo difícil de alterar. Pero hay quien lo intenta y lo consigue con éxito. Laird Koenig lo hace en La niña de las tinieblas.
Laird Koenig |
Y ello repercute en beneficio del
producto, porque las diferencias que el autor introduce potencian el atributo
más genuino del género, el suspense. Así el personaje principal de la historia
es una niña de trece años, la trama prescinde de los clásicos interrogatorios
entre policía y sospechosos, el acento de la intriga está absolutamente
dislocado: no se centra en el autor de los hechos, sino en la posibilidad de
que la verdad salga a la luz (cuando para el lector ya ha salido), la tensión
se mantiene por la expectativa de si se conseguirá descubrir la autoría del
suceso objeto de denuncia policial y el final es sugerente. Y aún así el lector
va sabiéndolo casi todo sin respetar los tiempos clásicos —la autoría se hace
evidente en el primer tercio del relato— y aún así la incertidumbre se mantiene
hasta el mismísimo final.
La joven protagonista, Rynn Jacobs, y su
padre, un poeta galardonado, ambos británicos, se han mudado a Long Island,
Nueva York, donde han alquilado por tres años una casa al final de una calle
solitaria. Esta situación es el núcleo del que parte la intriga: un padre,
omnipresente en boca y mente de la niña, pero al que el lector nunca llegará a
conocer, y una espabilada muchacha que despierta la empatía del lector.
Este escenario apartado, donde padre e
hija llevan una existencia recluida y aislada, sirve al autor para desarrollar
una historia acerca de una desaparición, con pocos personajes bien
caracterizados, y urdir una trama donde cada movimiento es una insinuación,
cada palabra una posible pista. Y no es la originalidad en la construcción
atípica de la trama el único mérito de la novela, Koenig es muy hábil en el
arte de la insinuación: él no dice, sugiere. Diríase que el autor desarrolla un
lenguaje a la justa medida del género negro para favorecer el suspense y dar
juego a la imaginación del lector. Esta depuración lingüística otorga calidad
literaria a la escritura de Koenig, cuyo texto por lo demás hace guiños a
clásicos consagrados de la literatura universal.
La
niña de las tinieblas, publicada originalmente en 1974, The Little Girl Who Lives Down the Lane,
es la novela más conocida del autor estadounidense. Fue adaptada al cine dos
años más tarde, protagonizada por Jodie Foster, bajo la dirección de Nicolas
Gessner y guión del mismo Koenig. En España se dio a conocer con el título La niña del sendero.
Laird Koenig (1927, Seattle, Estados
Unidos) es autor de otras novelas policíacas y algunos textos teatrales,
guionista de muchos largometrajes y series de televisión. En español se ha
publicado también Niños vigilan,
Noguer Ediciones, 1974.
“EVA EN BARRICADA”, DE
SANDRA FLORES RUMINOT: POESÍA A
Luis
Benítez ©
El sello argentino
Fractura Ediciones ha publicado la segunda edición de este poemario de la
destacada poeta, dramaturga, editora y actriz local, incluido en su serie
Jardín de Agua.
Aquellos que esperan leer una poesía
inocua, carente de contacto con lo contemporáneo y plagada de lugares comunes,
deben renunciar de inmediato a abrir las páginas de Eva en barricada [1], de Sandra Flores Ruminot, porque
así se ahorrarán la frustración de no encontrar en ellas lo que buscan.
Este poemario que ya transita por su
segunda edición —algo bastante inusual en el género nacional— es diametralmente
opuesto a esa demanda referida en el párrafo anterior y la clave ya la da en la
página liminar la editora, Melissa Carrasco, ella también una conocida poeta
del país, cuando describe con acertadas palabras el sentido de su serie Jardín
de Agua: “dedicada a difundir el trabajo poético de mujeres e identidades
disidentes, como un modo de poner en valor voces alternativas al canon”.
Habla Carrasco en su prosa liminar, y
luego lo concreta muy bien en poesía Ruminot, de un sistema de valoraciones muy
anterior al nacimiento de Bloom y que lamentablemente le ha sobrevivido: aquel
que negó siempre, dentro del campo de lo literario y fuera de él también, la
capacidad de las mujeres para ser consideradas no ya solo escritoras y tener
los plenos derechos para que sus obras sean estimadas en paridad con las
producidas por sus colegas masculinos, sino para ser concretamente admitidas
como seres humanos, tan crudamente como esto suena.
Llamativamente, si las tres escritoras
incluidas por Bloom en su restrictivo canon de “lo mejor que nos dio Occidente”
hubiesen tenido la oportunidad de leerlo: las británicas Jane Austen
(1775-1817) y Adeline Virginia Woolf (1882-1941) y la estadounidense Emily
Elizabeth Dickinson (1830-1886), no hubiesen dudado en criticarlo duramente.
Jane Austen, que en 1811 cuando logró que se publicara su primera novela, Sense and Sensibility [3],
fue obligada por su hermana mayor, otra mujer, a firmar la edición como By a Lady (“Por una dama”), para
evitarle a su familia la “deshonra” de contar con una escritora entre los
suyos. Virginia Woolf, que en vida no titubeó en declarar: “Para la mayor parte
de la historia, ‘anónimo’ era una mujer”. Y finalmente
Valientemente, Sandra Flores Ruminot se
suma a la rebelión generalizada ya en Occidente y todavía más peligrosamente en
el Oriente archipatriarcal, contra la supervivencia a ultranza de un canon que
arroja a la mujer fuera de nuestra especie, lo mismo que a las disidencias
sexuales —la elección sexual también es política, tanto como todo lo personal
señalado por Carol Hanisch (1942) en el acápite a este artículo—.
Su Eva
en barricada es un canto fluido a la necesidad de tomar las armas
literarias para enfrentar al poderío del canon, que posee (sigue poseyéndolo)
todo el arsenal político, social, económico y cultural a escala mundial para
continuar dominando cada uno de los campos de la actividad humana, esto es, la
cultura en su acepción más amplia, como la suma de todas realizaciones de la
humanidad, tamizadas minuciosamente para no dejar pasar al terreno de la acción
ni la más mínima discrepancia.
Si la estrategia favorita del poder, del
poder real, ha sido siempre la de pasar lo más inadvertido posible para mejor
actuar sobre la realidad, moldeándola a su conveniencia, es desde la literatura
que elige
Y lo hace desde formulaciones propias y
no solo muy de nuestro tiempo, sino también de nuestro suelo. Flores Ruminot
posee el don de combinar hábilmente lo universal y lo nacional, lo colectivo y
lo individual, lo que da por resultado una contundencia poética relevante y
notoria desde las primeras páginas de su libro. Su Eva se desprende del mito
donde se asegura que fue creada para ser la mera dama de compañía de Adán, una
suerte de acompañante terapéutica para el primer macho solitario y pedigüeño de
alguien o algo que lo entretenga en medio de sus rutinas paradisíacas. ¡Eva,
encima, creada de una costilla de Adán, para confirmar que hasta su mismo
origen le pertenece a una parte del macho abandónico! No,
Definitivamente, para la lectura
patriarcal
El arte de Flores Ruminot conjuga lo
mítico evocado desde su particular punto de vista con las reivindicaciones
individuales y colectivas de la mujer contemporánea, con una destreza tal que
es imposible separar, al leer Eva en
barricada, una imagen de la otra. Ambas acuden en simultáneo a la
sensibilidad y el intelecto de las lectoras y los lectores de esta obra con una
potencia que refuerza todavía más el mensaje tanto político como estético que
destilan, prácticamente sin fisuras, las 74 páginas de su obra.
La
autora
Sandra Flores Ruminot es una escritora,
profesora de teatro y actriz nacida en 1970 en Chile y radicada en la provincia
de Mendoza, República Argentina. Ha publicado poemas en revistas y medios
digitales. Premio Nacional Argentores 2010 por la obra Cuando seamos libres. En 2015, publica Ella tenía sabor a manzanas. Integrante de
NOTAS
[1] Eva
en barricada, Fractura Ediciones, ISBN 978-987-86-7211-3, 74 pp., Mendoza,
Argentina, 2da. Edición, 2022.
https://www.facebook.com/people/Fractura-Ediciones/100068648606078/
[2] Bloom, Harold, traducido al español
como El canon occidental: La escuela y
los libros de todas las épocas, edición estadounidense original por
Harcourt Brace, Nueva York, 1994.
[3] Austen, Jane, traducido al español
como Sensatez y sentimientos, Thomas
Egerton, Military Library, Whitehall, Londres, 1811. Austen tuvo que pagar de
su bolsillo los 750 ejemplares de esta primera edición.
[4] Dickinson, Emily, traducido al
español como Poemas Completos,
Little, Brown & Company, Boston, 1955.
[5] Dasein: En alemán, literalmente
significa “ser-allí”. Es un término empleado por Georg Wilhelm Friedrich Hegel
(1770-1831) y Karl Theodor Jaspers (1883-1969), pero fundamentalmente por
Martin Heidegger (1889-1976), para señalar el medio en que se genera la apertura
personal hacia el Ser en su genuina condición de tal.
[6] Lilit: Personaje oscuro —u
oscurecido— que en la mitología hebrea medieval es considerada como la primera
esposa de Adán. Aparece en el primer capítulo del Génesis la afirmación de que
la deidad creó a la humanidad inicialmente “macho y hembra”, mientras que el
origen de Eva es mencionado recién en el segundo capítulo. Para el imaginario
popular, Lilit es una criatura demoníaca aficionada a dañar a los infantes de
sexo masculino y dotada de los “atributos más detestables de lo femenino”, como
la inclinación a la hechicería, la lujuria y la práctica del adulterio. Se cree
que Lilit estaba en conflicto constante con su asignado esposo debido a que
ella le negaba radicalmente toda obediencia; como castigo, fue desterrada del
Paraíso antes de darle a Adán una “versión mejorada” de la mujer, más acorde
con lo que se esperaba de su conducta. Otra versión no menos interesante es
que, harta de Adán, Lilit se fugó del Edén y prefirió vivir entre los demonios
antes que seguir aguantándolo.
“LOS
SUEÑOS DE
Luis Benítez ©
El
sello argentino Librería de
“Hay tres o cuatro
cuestiones que me mantienen
insomne a veces: el tiempo,
su sombra llamada
movimiento, los sueños y el
espacio.”
A.B.M.
Prevista como de largo alcance —un
total de seis tomos son proyectados por el autor— la serie se inicia con este
título, Los sueños de la eternidad en el
tiempo [1], donde Alejandro Bovino Maciel despliega su ya
reconocida erudición acerca de múltiples ramas del conocimiento, aspirando a
plantear tanto interrogantes como posibles respuestas a tópicas fundamentales
que hacen al meollo mismo de la civilización en nuestro hemisferio.
No en vano, el subtítulo que abre
el volumen adelanta: “Notas y ensayos sobre la triple obsesión del tiempo
móvil, de los sueños y del mayor sueño que tramaron los tiempos: la eternidad”.
El discurso ameno y por momentos cargado de ironías que tan bien le conocen sus numerosos lectores de un lado y otro del Atlántico (es un creador de nutrida obra en el campo de la ensayística, la dramaturgia, la poesía y la narración) torna de fácil acceso el más de un centenar de páginas de Los sueños de la eternidad en el tiempo. Ello, pese a que Bovino Maciel no teme adentrarse en temas de extrema complejidad, que sin embargo resuelve con una soltura conjugada con atenta y minuciosa investigación, lo que vuelve a este volumen inicial tan de valor para el estudioso como para aquel que desea adentrarse por primera vez en los interrogantes más acuciantes que cimentan nuestra imagen del mundo.
La historia eclesiástica desde sus
albores mismos es examinada agudamente por el autor correntino, como clave que
resulta ser para entender cómo se conformó paso a paso esa visión que tenemos
de las cosas las mujeres y los hombres comunes de nuestro tiempo, dado que
Es que la discordancia entre la
visión eclesiástica y la secular en cuanto al sentido de la existencia, el
papel de la humanidad en el tiempo y el espacio, con sus numerosas secuelas de
intentos de rebatimiento, desmentidas e impugnaciones, resulta ser la médula
misma o al menos parte primordial de lo que anima a las diferentes sociedades
que conforman lo occidental. Este volumen lo toma ampliamente en cuenta,
abriendo un abanico de referencias al conflicto milenario que recorren sus
páginas.
Doctrinas envejecidas, pero no
ausentes del pensamiento general aunque sea como remanentes, son examinadas por
Bovino Maciel con la paciencia y la potencia del serio estudioso que es,
contraponiendo unas a otras, exhibiendo sus paradojas y contradicciones,
señalando con meridiana claridad cómo la pregunta esencial por el ser, el ser
en el tiempo, sigue siendo, entre muchas otras cuestiones de igual importancia
y peso específico, uno de los interrogantes fundantes de nuestra cultura.
Una cultura erigida sobre la base
no de respuestas definitivas —ninguna alcanzó ni alcanza a serlo, ninguna puede
aspirar a lo unívoco y total— es una edificación movediza desde sus mismos
cimientos y Alejandro Bovino Maciel nos muestra cabalmente cuáles han sido y
son esas oscilaciones, ese contenido sismo al que mide con precisión de
topógrafo.
Cabe insistir en la fácil lectura
de este tratado del autor nacido en Corrientes, Argentina, en 1956, para
entender que, no por tratar temas tan complejos como los que abarca este primer
tomo de su ambiciosa empresa escritural, deja de darle la bienvenida a
cualquiera interesado en saber quién es en el tiempo y qué nociones y
propuestas, de antigua o más reciente data, lo han llevado a autopercibirse
como lo hace.
Una encomiable labor de
divulgación, que trasciende el terreno de lo específicamente filosófico, anima
esta propuesta que ya hace esperar a muchos la continuidad prevista de la saga.
El autor
El poeta, ensayista, dramaturgo y
narrador argentino Alejandro Bovino Maciel nació en la provincia de Corrientes, Argentina, en 1956. Entre otros, ha publicado los siguientes títulos: La salvación, después de Noé (cuentos y ensayos, Editorial
Ocruxaves, Buenos Aires, 1989); Los
conjurados del Quilombo del Gran Chaco (relatos, en coautoría con Augusto
Roa Bastos, Omar Prego Gadea y Eric Nepomuceno, Edit. Alfaguara, Buenos Aires,
2000, Editorial Record, Brasil, Río de Janeiro, 2001); El trueno entre las páginas (conversaciones con Augusto Roa Bastos,
Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay, 2002); Polisapo (narración en coautoría con Roa Bastos, Ed. Servilibro,
Asunción, Paraguay, 2002, Editorial Libresa, Ecuador, 2005, Editorial
Laberinto, España, 2006);
[1] Editorial Librería de
¿QUIÉN
OFRECE LAS MANZANAS?
Adán Echeverría ©
Siempre hay un peligro incierto en la búsqueda de la igualdad. Los aires de libertad a perseguir nos producen sueño. La pesadilla amanece sobre los cuerpos y, así como una noche dos se prometen amor en ceremoniales arcaicos, en otro sitio se suda la gota gorda cuerpo a cuerpo, o hay alguien detrás de la estufa mirando a su madre sufrir los improperios que deja la borrachera, o crece el absurdo de sentirse menos en esta cotidiana vida que nos antecede: un hombre le dispara a su mujer, y luego se quita la vida en medio de la calle. Imberbe suicidio en que hombres y mujeres se enajenan por sus voluntades sexistas del sufrimiento pasional a que son susceptibles.
Alexandra Botto |
Cuánto habría
de odiar a mi madre si la mirara huir en lugar de luchar por que me suelten los
torturadores. ¿Acaso no la mujer cría los pensamientos cuando apenas caminamos
el mundo? Tiene que buscarse con cautela, sin hablar de fes y desvaríos; de ahí
colgamos el mito de Lilith, creada junto con Adán en el principio. ¿Cuáles son
las bestias que me pertenecen, esposo mío? Expulsada del paraíso por no ser
mujer florero. Extraer de la costilla a la sumisa Eva, que todo lo consume,
hasta la vida eterna. Pero no pudiendo huir a su destino, lleva en el vientre
sus vicios, sus propias intenciones, su búsqueda constante de la inteligencia.
Su igualdad a todas luces necesaria.
Alguien inventó
el amor en algún punto de la prehistoria para que la fidelidad permitiera a los
genes fuertes heredarse en las poblaciones humanas. Si no se hubiese inventado
el amor, el sexo por si mismo hubiera sido cubierto por aquellos hombres
débiles que no iban de cacería, y la simiente genética hubiera decrecido. Todo
lo demás han sido tan sólo tradiciones.
Eso puede uno
concebir al tener ante los ojos el poemario “Días
de viento” de Alexandra Botto. La visión de la igualdad en este rodaje del
amor. Una postura estética más allá del reclamo o el odio significativo de una
batalla insulsa por la dominación del género. La mujer que dicta a su pareja:
si estoy contigo es porque se me da la gana, tengo deseos de matar, de violar,
de gritar, de amar hasta que el hueso se desgaste. Saberse llorosas y cabronas
y de nuevo pa delante. Saber el destino simplista de los vicios y
condecoraciones sobre el macho contemporáneo, ese que puede detenerse a morir
entre las piernas, en esa persecución del orgasmo con que hay que premiar a cada
hembra que se aduce necesaria. El erotismo desgajado verso a verso, en el sudor
de la letra: A la fuente han ido todos a
besarse / bajo un cielo plomizo de semen, nos dice la autora.
Con un lenguaje
cotidiano, Alexandra va destejiendo el análisis de las vivencias humanas, para
armar su entramado poético: Él me dejaba
dormir sobre su hombro / sin anunciar la fosa abierta de su noche. La mujer
que se deja seducir en la ternura y genera conciencia ante el cambio de las
máscaras que siempre se producen. Pero el personaje que la autora nos presenta
va más allá. Marca en su relación de pareja las igualdades que tienen que
quedar esclarecidas: Tuvieron nuestras
risas el mismo canto subversivo / nuestros cuerpos el aroma de los amantes
satisfechos.
La autora
maneja su ideograma con una soltura necesaria para brindar el toque lúdico a su
poética: Al que llama se le abre la
puerta / al que pregunta se le responde: / Antes que tú hubo otro.
Esta añoranza
de la juventud temprana, del reconocimiento primero del amor y del amor
constante en que se ha ido reflejando, dan lugar a la aparición del segundo
apartado Ellos y yo, en el cual la
autora se vuelca toda para y por la poesía experiencial y sale bien librada de
esta entrega: Qué / No me mires así. /
Aún es un maleficio desearnos, / y volver a morir / en el mismo recuerdo que
nos incendia. La poeta se ofrece ella misma como símbolo de pertenencia
hacia su propio mirar el mundo de sus relaciones, de las pertenencias en estas
batallas inconclusas entre sexos, entre cuerpos, en que todos caminamos siempre
de puntitas hacia la muerte, la muerte pequeña de no mirarnos solos. Yo era aquella y ahora soy esta piedra.
En este verso está definido el destino de su postura: antes era esa niña tierna
y ahora no hay distancia entre nosotros, grita en su dulzura ingobernable. Somos apenas la cicatriz que otros / miran
con curiosidad. La autora puede reconocerlo y lo discute: no hay diferencia
entre el nosotros y el aquellos, todos pasamos por los mismos aspavientos y la
separación siempre ha de estar presente. Habrá que saber aceptarla. Hombro con hombro / algo comienza a doler.
El abandono, y el recuperarse en el siguiente punto exacto del enamoramiento
venidero, el esperar construir otra historia. Conozco el amor, / todos sus trucos. No claudicar, no sentirse
derrotada. Saberse presente construyendo hacia adelante. Detrás de un hombre no
hay una mujer ardiente, ella siempre debe permanecer adelante: qué me van a importar a mí los lugares
comunes, / o que mi silencio te desangre.
Alexandra Botto
se detiene en la contemplación de ese mundo que ha construido en sus poemas, se
ha revisado completa, desde la punta de los dientes, hasta la luz en la
entrepierna. Y a partir de ese lenguaje cotidiano en el cual todos nos hemos
inmerso alguna vez, al recordarnos el rostro de nuestras propias pasiones, es
donde ella, con esa capacidad creativa nos ofrece la voz intensa de su poesía.
Y es desde esta
reflexión donde la autora se detiene para cerrar el libro con el apartado Apocalipsis en el cual, su personaje
lírico mira el mundo desde la experiencia vital y asume la derrota de los
tiempos, la derrota social en la que todo espacio de libertad para ser uno
mismo se mira clausurado. Era mi muerte
el rapto de una historia, / la hipnosis compartida de una flor cortada. Y
así, con los versos últimos la autora nos muestra el decadente final de la
esperanza: amar la muerte como último principio de vida. El saber que no ha
sido fácil la aceptación de esa tesis de igualdad entre los géneros. El saber
que Lilith acabará siempre siendo desterrada del paraíso. Y que la promesa que
se le hizo a Eva, la inconsciente, tardará los años en ser encaminada: Pondré
enemistad entre tú y la serpiente. Tú le pisarás la cabeza, mientras ella te
morderá el talón. Nuestra autora sabe que su mordida ha quedado bien marcada.
Esa mordida de luz en que se ha vertido la palabra.
Botto, Alexandra. (2007). Días de
viento. Poesía. Homo Scriptum. Colección Suite. Monterrey, Nvo. León. 61 pp.
ANTISEMITISMO
David Alejandro Rosenthal Villamizar © [1]
“El antisemitismo nunca es un fin, siempre es un medio;
es un criterio para medir contradicciones que no tienen salida”.
Vasili Grossman
Antisemitismo tal vez sea el vocablo que
más coerción ejerce dentro del pueblo judío. De forma involuntaria, claro está.
De forma ajena, pero no en todos los casos. Esa coerción que incide de forma
directa en la voluntad y la conducta de los individuos. Sin embargo, ese
proceso coercitivo forma una cohesión. La cohesión como relación estrecha entre
un grupo de individuos forma la identidad necesaria para sobrevivir en el
tiempo.
El antisemitismo hace que los judíos
sean especiales. La persecución que se ha enfocado en contra de los judíos
convierte al morboso espectador en un aficionado, un “amateur” de las
tribulaciones de Israel.
Asimismo, el
sentimiento como tal del antisemitismo se alimenta de los individuos judíos que
están fuera del grupo o que cometen errores visibles ante la sociedad, en
principio en el exilio fuera de Israel, pero que en el mismo Israel también
tiene un lugar para esto. Hay antisemitismo dentro de Israel, algunos no lo
podrán creer hasta que perciben que, si lo hay, pero de una forma enmascarada
en cuanto al autoodio se trata. También el conflicto interno entre los unos con
los otros, que, siendo judíos, no pueden tolerarse entre sí.
Sin embargo, el
antisemitismo, es decir, el odio hacia el pueblo de Israel, casi siempre
gratuito, ha cobrado las vidas de muchas personas a lo largo de la historia.
Personas inocentes, niños, ancianos, mujeres embarazadas, bebés, etc., mártires
y más mártires es lo que tiene el pueblo del libro.
El Diccionario de
Antisemitismo
va más allá de hostilidad y prejuicios, la historia reciente lo demuestra y la
no tan reciente también. Querer erradicar de la faz de la tierra a un pueblo,
querer exterminar a todas las personas de una colectividad no es normal. Como
no es normal tampoco que, ante tantos agravios, persecuciones, exilios,
asesinatos y en general mermas poblacionales, aun exista pueblo judío y además
luego de un exilio tan remoto en tiempo como en espacio, exista un estado judío
bajo el nombre Israel y en el territorio donde otrora fue.
Otra
definición, mucho más completa, es la acuñada el 26 de mayo de 2016, en la que
los 31 países miembros de
Con la
definición de
Y cuando los
términos o situaciones no tienen una explicación racional, es bastante difícil
lograr comprenderlos y encasillarlos en un concepto o referencia. Mas, tener un
término casi universal sobre el abstracto concepto permite que se pueda juzgar
y hasta prejuzgar lo que en potencia podría desencadenar terribles hechos como
los que ya sabemos y no hacen falta mencionar.
El
antisemitismo es como un lobo hambriento que se esconde entre los bosques y
sale en el fulgor de la noche a cazar a su presa. Siempre latente y siempre al
acecho. No duerme, pero tampoco se le ve continuamente. Va y viene, ataca
cuando puede, se esconde cuando no. Pero, siempre está ahí.
Otra definición
es la de
Así las cosas,
las diferencias entre definiciones sobre antisemitismo no son muchas ni muy
diferenciales. Y ninguna definición es universal de momento, además, hay
lugares donde no va a existir una definición sobre antisemitismo pues son por
naturaleza antisemitas.
Sobre definir
algo como antisemitismo la tarea no es fácil, mas es necesaria. Sino ¿cómo se
va a juzgar a los antisemitas y a los hechos de esta índole?
Hay sinnúmero
de “libelos de sangre” o “calumnias de sangre” que son alegatos antisemitas
contra los judíos de
La calumnia y
juicio de deshonra al capitán Alfred Dreyfus y los Protocolos de los Sabios de
Sion son los más relevantes casos del antisemitismo moderno previo a la
propaganda antisemita nazi que acabó con millones de almas judías. El
antisemitismo contemporáneo es el rezago que quedó del antisemitismo de la
ultraderecha, junto al antisemitismo de la izquierda y la ultraizquierda,
sumado al antisemitismo “visceral-religioso” del mundo islámico radical. Esto
principalmente, conforma el nuevo antisemitismo que a la final no tiene nada de
nuevo.
Los judíos son
los culpables de
El antisemitismo
pareciera convivir con los judíos sin explicación. Donde hay un judío hay
antisemitismo e incluso donde no los hay. El antisemitismo no es inerte y no
está erradicado, late dentro de miles de corazones, pero Israel es más que eso
y prevalecerá sobre ello. Es preocupante ver cómo personajes antisemitas se
multiplican cada día más y observar cómo toman el poder de naciones incluso.
Bajo la bandera del antisionismo o de estar en contra de Israel, ejercen un
nuevo antisemitismo. También entidades transnacionales, todo tipo de
organizaciones no gubernamentales, etc., son focos de antisemitismo. Son cifras
que pueden llegar a ser alarmantes, sumado a lo que se puede llegar a apreciar
en las redes sociales en contra de Israel y los judíos, pero ¿en qué momento se
sale de las manos? Ahí es donde debe haber respuestas, medidas preventivas,
criterios y nuevas políticas para frenarlo a tiempo.
[1] David A. Rosenthal es politólogo,
periodista y analista internacional.
[2]
IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance. En español: Alianza
Internacional para el Recuerdo del Holocausto).
[3] ADL (Anti-Defamation League. En
español: Liga Antifdifamación).
[4] AMIA (Asociación Mutual Israelita
Argentina). El autor se refiere al cruel atentado terrorista de que fue objeto
Nueva colaboradora
ALICIA MARÍA NEIRA
Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Escritora. Licenciada en psicología por
Fundó
Es autora de libros académicos de su
especialidad como “El psiquismo del niño enfermo orgánico” y “Valores en el
proceso educativo, otra mirada”.
REALIDADES Y FICCIONES
—Revista Literaria—
Nº 55 – Septiembre de 2023 – Año XIV
ISSN 2250-4281 – Edición trimestral
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Colaboradores
Corrección general:
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Resistencia (Chaco), Argentina
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“Realidades y Ficciones” Mónica Villarreal (2014) acrílico y óleo sobre papel-lienzo, 30 cm x 30 cm |
Excelente el artículo dedicado a Agustín Romano. Muy emotivo, de la mano de su amigo y compañero de aventuras intelectuales, Hector Zabala. Besos al cielo para Agustín! Un grande!
ResponderEliminarQue maravilla. Nos acerca tanto a la cultura del arte como a los escritores. Con Anna Rossell, he coincidido varias veces. Gran persona. Un placer pasar por vuestro trabajo literario. Una revista muy interesante. Un abrazo
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