martes, 1 de septiembre de 2020

REALIDADES Y FICCIONES 
—Revista Literaria—
Nº 43 – Septiembre de 2020 – Año XI
ISSN 2250-4281 


Inscripción gratuita como LECTOR 
si escribe a  zab_he@hotmail.com 
indicando nombre y apellido, ciudad y país 
(se le avisará cada nuevo número trimestral).

"El amor es una mariposa"
Mónica Villarreal (2020)
(Acrílico sobre canvas, 12" x 12")


Sumario

• Sobre el poemario “Los días que descienden sobre nosotros para habitarnos” de Osmari Reyes García. (Moisés Mayán Fernández)

• El mundo quechua en la obra de José María Arguedas. (Zulma Esther Prina)

• Cartas de Kafka. Un autorretrato.  “Cartas a Milena” de Franz Kafka (trad. Carmen Gauger). (Anna Rossell)

• “Pensar no cuesta nada”: los aforismos de César Cantoni. (Luis Benítez)

• De utopías y certezas. (Viviana Díaz)

• Sosiego y melancolía. “El libro de las ciruelas tibias” de Jorge Novac Stojsik. (Anna Rossell)

• Belgrano o lo que se cifra en el nombre. (Agustín Romano)

• Nuevos colaboradores de Realidades y Ficciones:

Moisés Mayán Fernández, La Habana, Cuba

Zulma Esther Prina, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

         Viviana Díaz, Londres (Catamarca), Argentina

 

 

SOBRE EL POEMARIO “LOS DÍAS QUE DESCIENDEN SOBRE NOSOTROS PARA HABITARNOS”

Moisés Mayán Fernández ©


de Osmari Reyes García
Madrid, Avanti Editorial, 2020
ISBN 978-84-18148-51-4
72 páginas


Cuando toda circunstancia ajena a la sobrevida parece expatriada del corazón humano, Osmari Reyes apuesta por un libro hecho de tiempo y memoria. ¿Qué utilidad puede tener un cuaderno de poesía en medio de una pandemia que se ha cobrado ya más de doscientas mil almas? ¿Por qué en mi confinamiento debería elegir precisamente estas páginas y no otras?

Bajo el título Los días que descienden sobre nosotros para habitarnos, la española Avant Editorial provoca a los lectores, asumiendo la arriesgada maniobra que es toda publicación. En poco más de 70 páginas Osmari Reyes despliega el mapa de su trayectoria vital y nos permite echar un vistazo. Sus poemas se afincan en un verso prolongado que husmea en las zonas limítrofes de la prosa poética, y donde el tiempo se convierte en inobjetable protagonista.

Aleatoriamente me estaciono en ciertos pasajes memorables: Hoy es otro día a la puerta de algo, / a segundos del tiempo, / a solo pasos del paso. / La ruptura llama desde sus cavilaciones, / desde la raíz del odio a la ciudad enferma. Y es que la poesía cuando se produce, contiene en sí los gérmenes de lo intemporal y lo profético. Vuelvo a detenerme arrinconado por los versos que concurren como jauría al servicio del poeta: deslumbrarse ante lo simple, / presentir que la muerte no es ajena ni es ausencia. / Mirar por encima del hombro, / ver a los que nunca despiertan.

La impresión es que el texto está generándose frente a los ojos de quien lee, en diálogo constante con lo inmediato. Osmari crea una grieta temporal, un agujero de gusano para ir y venir desde su realidad a la nuestra como a través de una autopista. En su proyecto se entrecruzan el pasado de la creación poética, el presente del libro físico o electrónico, y el futuro del lector potencial. No hay que proponerse nada más en la escritura, esa superposición de planos es un logro que necesitamos celebrar.

Los hombres no son los que habitan el tiempo, es el tiempo quien escoge sus humanos guardapolvos ante un nutrido vestidor. El poeta habitado por un tiempo convulso, discontinuo, a veces vertiginoso, a veces coagulado, nos deja testimonio de su existencia. La poesía será siempre una herramienta de sobrevida.        

 

Dos poemas del libro:

 

ALARGAR EL INSOMNIO

Osmari Reyes García ©

 

Me atrevo a tocar lo que existe.

Elijo los restos que se anidan al final del día

para armar un camino hacia la noche.

 

Me decido a continuar siendo el que se detiene en el mejor instante

(el segundo perfecto que no ha de repetirse),

donde olvidamos la muerte que seduce

y comienza a responder o deslumbrarnos

con las palabras que describen la nada o el universo.

 

Mil veces prefiero el silencio entre cuatro paredes,

la señal de que se avecina la hora de regresar al comienzo,

el espacio para protestar,

resistirse,

armar el final nunca antes pactado.

 

Me convoco en noches como estas para perdonarme,

para emerger desde la dispersión donde me mantengo a salvo,

para asomarme desde el fondo de la soledad que compartimos

y alargar el insomnio que cerrará la puerta.

 

 

PRELUDIO DEL TIEMPO ILUMINADO

Osmari Reyes García ©

 

Pronto será todo lo que mañana trae

y después de mañana seguirás siendo rosa.

 

Pronto la ciudad hablará con nosotros

y nos dirá que las marcas seguirán siendo nada.

 

Pronto será pasado y se caerán las banderas

y hablaremos sin miedo

desde el humo que somos.

 

Pronto,

muy pronto,

me subiré las mangas para agarrar a la ola

y resucitar al hambre que se fue indiferente.

 

Pronto será mañana

y lo que mañana trae

y por fin esta fuerza terminará dormitando

sentado en un taburete,

bajo aquel tamarindo,

de la vida que fueron los mejores años.

 

Pronto arrancaré los suspiros

para sentir tu perfume danzar entre mis dedos.

 

Pronto me quedaré tranquilo

para no ver más nada,

para ser el silencio que se rompe en el llanto.

 

Pronto,

demasiado pronto,

cerraré los ojos

y ya no diré nada aunque sangren mis manos.

 

 

OSMARI REYES GARCÍA

(Caridad, Mayarí, Cuba, 1972). Poeta y haijin. Pertenece a los talleres literarios Nicolás Guillén Batista, José María Heredia y Ángel Augier. En 2017 obtuvo mención en el concurso León de León, en 2018 alcanzó mención y premio, en 2019 mereció Premio, ese mismo año resultó seleccionado para el Encuentro Debate de Talleres Literarios de su Provincia. Finalista en el Premio de Poesía Dulce María Loynaz (Estados Unidos, 2018). Recibió mención en el Premio David de la UNEAC (Cuba, 2019). Tercer lugar en el Tercer Premio Literario Internacional Letras de Iberoamérica (México, 2019). Tercer Premio en el Concurso Internacional de Poesía El Mundo lleva alas (Estados Unidos, 2019). Tiene publicado Los días que descienden sobre nosotros para habitarnos, (España, Avant Editorial, 2020). Textos suyos han aparecido en publicaciones periódicas de Argentina, Estados Unidos, Chile, España, México y Venezuela. También figura en antologías poéticas de Argentina y Estados Unidos.

Más sobre su trayectoria y obras en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 84:

https://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2019/12/

org72@nauta.cu

 

Currículo de Moisés Mayán Fernández en esta edición de Realidades y Ficciones – Revista Literaria, Nº 43:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/09/realidades-y-ficciones-revista.html

Email: moisesmayan@gmail.com

 

 

 

EL MUNDO QUECHUA EN LA OBRA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

Zulma Esther Prina ©



 




Introducción

José María Arguedas
La obra literaria de José María Arguedas es la experiencia de un mestizo que sintió y vivió la exclusión, la soledad y el desamparo. Sus cuentos y novelas son el testimonio de su propia vida. Más allá de la ficción, del discurso, de la representación de los personajes, Arguedas transmite una realidad dura y una visión profunda del alma del indio, de las pequeñas comunidades y de las grandes ciudades.

La obra, según su propia idea, es un intento para que el mundo indígena acceda a la palabra a través de una lengua que no es la suya, sino la de su conquistador, para crear la conciencia de la injusticia de un pueblo “cercado” y contribuir a romper ese cerco [1] (Epílogo de El zorro de arriba y el zorro de abajo).

Cada libro suyo es una nueva lucha, una búsqueda, una ampliación del panorama, un enfrentamiento cada vez mayor: las pequeñas comunidades, los ayllus de la sierra y una puja entre el principal y el serrano. Es el mundo reducido que no se sale de la parcela de tierra y de un grupo de hombres. Son sus primeros cuentos.

Luego se amplía el espacio con Yawar Fiesta: es el indio frente al blanco, frente al mestizo, frente al indio; hasta llegar a Lima, donde luchan la sierra y la costa. Es un aprehender todo el Perú y más allá, como el decía: “…no solamente el Perú sino un poco los grandes poderes que manejan al Perú y a todos los países pequeños en todas partes del mundo.”

 

Acerca de su vida

El 18 de enero de 1811 nace Arguedas en Andahuylas, un pueblito del sur de la sierra. Hijo de padre español y madre india; ella era de una familia muy reconocida: Altamirano.

José María habla el idioma quechua hasta que llega a la Universidad Nacional en Lima. Allí recién aprende el castellano. Se recibe de Profesor en Letras y más tarde, de Doctor en Etnología. Llega a ser rector de la Universidad Nacional de San Marcos. Arguedas ama a su pueblo, sus raíces y recuerda con cariño a las indias que realmente lo criaron en el ayllo. Su infancia fue muy traumática, después de morir su madre cuando tenía dos años. Fue un escritor prolífico; puede decirse que su obra es autobiográfica. Uno de sus primeros cuentos, “Warma Kuyay” (Amor de niño), fue premiado y publicado en 1933 en la Revista Americana de Buenos Aires. Él lo incorpora a su libro Agua, que contiene tres cuentos. “Agua”, que da nombre al libro, “Los escoleros” y “Warma Kuyay”.

Su lucha política le vale la cesantía como profesor en 1948 en la dictadura de Manuel Odría. En esos años recorre Perú para recoger en las escuelas de todas las ciudades, canciones, leyendas, cuentos populares, que escriben maestros y niños según los escucharon de boca de sus mayores. Reúne ese material en Mitos, leyendas y cuentos peruanos.

En 1952 recopila Cuentos mágico religiosos y canciones de fiestas tradicionales del Valle de Mantaro.

Los ríos profundos, su obra maestra, recibió el premio Ricardo Palma. Podríamos seguir mencionando Diamantes y pedernales. El sexto, la novela que escribe en la cárcel y cuenta la vida y miserias de la época. Sus últimas novelas, Todas las sangres, El zorro de arriba y el zorro de abajo, novela póstuma.

 

Un libro que contiene la problemática de la colonización

Agua está conformado por tres cuentos: “Agua”, “Los escoleros” y “Warma Kuyay” (Amor de niño).

En esta obra muestra los dos problemas más acuciantes que vive el indígena frente al colonizador: la falta de agua, ya que el gamonal, el ahora patrón, la da o la quita según le parece.

En “Los escoleros” es el tema de los animales. El que manda puede quitar si se le antoja.

El otro tema es el que padece el mestizo: no es aceptado ni por el indígena ni por el español. Así deviene la angustia, la soledad, el no pertenecer a ninguno de los dos grupos sociales. Ante la ausencia de raíces, el hombre se siente extranjero en todas partes. Es el caso tan tratado del extrañamiento y la soledad.

En la literatura latinoamericana encontramos ejemplos permanentes: García Márquez en Cien años de soledad; Juan Rulfo en Pedro Páramo; José María Arguedas en El extranjero; Carlos Fuentes en La muerte de Artemio Cruz.

Esta sensación de soledad es, además de sentirse extranjero, producto de un sentimiento de culpa, de resentimiento y, como resultado, de la actitud de rebeldía. Rebeldía por la violencia ejercida sobre el dominado. Violencia que se traduce en el maltrato, en la humillación, en la violación a las mujeres y en el despojo.

Si ahondamos en el cuento “Agua”, observaremos el drama por la tierra.

El indio queda sometido a un régimen feudal, donde debe trabajar su tierra, esa tierra que pertenecía a la comunidad, ahora es beneficio del misti. Así queda el dominado reducido a su mínima expresión, sin voluntad de lucha y aferrado a un mundo que pertenece a la memoria de otro tiempo. El rechazo a lo extranjero no es un problema de educación sino de resentimiento y de falta de incentivo vital.

Mariátegui expresa esta situación relacionada con el despojo de la tierra al indígena.

La República ha significado para los indios la ascensión de una nueva clase dominante que se ha apropiado sistemáticamente de sus tierras. En una raza de costumbres y de almas agrarias, como la raza indígena, este despojo ha constituido una causa de disolución material y moral. El indio ha desposado la tierra. Siente que la vida viene de la tierra y vuelve a la tierra”. [2]

Arguedas no hace más que transmitir este estado, que como bien afirma Mariátegui, provoca “la disolución material y moral”.

Sabemos que nuestros originarios vivían atados a su madre tierra. De ella venían y a ella volvían. Recordemos que la tierra era de todos y no estaba en la cultura de estos pueblos la noción de la “propiedad privada”.

Arguedas no intenta, como la literatura indigenista, reivindicar una cultura, una raza que no conoce. No la muestra ignorante e incapaz de asimilar el progreso, sino vencida, sin ánimos para luchar y, por lo tanto, sometida, pero que se encuentra a sí misma, a través de un realismo mítico-religioso.

El autor pone su acento en una lucha por reconquistar el bien perdido; intenta hacer entender al indígena que debe unirse y pelear contra un enemigo común.

El autor escribe “Agua” con odio y con amor, pero su pasión no le impide transmitir un momento de la historia de los pueblos latinoamericanos.

Él mismo señala su objetivo:

“... no tuve más ambición que la de volcar en la corriente de la sabiduría y el arte del Perú criollo el caudal del arte y la sabiduría de un pueblo al que se consideraba degenerado, debilitado o ‘extraño’ e ‘impenetrable’ pero que, en realidad, no era sino lo que llega a ser un gran pueblo oprimido por el desprecio social, la dominación política y la explotación económica en el propio suelo, donde realizó hazañas por las que la historia lo consideró un gran pueblo…” [3]

Dice: extraño e impenetrable. Seguramente ese despojo y sometimiento lo ha convertido en un ser callado y replegado hacia su interior, para salvaguardar sus raíces.

En definitiva, el indio que describe Arguedas en “Agua” —así como el problema de la explotación— está inscripto en un marco real, ya que él mismo compartió esa realidad y supo transmitir el alma del hombre andino.

Coincidiendo con Leónidas Morales y con Cornejo Polar, podemos ubicar a José María Arguedas, desde sus primeros cuentos, dentro de la literatura realista, ya que narró sus experiencias. Se crió con ellos, habló su lengua, aprendió sus costumbres, sintió la alegría, la tristeza y la humillación como ellos. El indio “era el tema de su propia vida”. [4]

Al decir de Alberto Escobar acerca de los Comentarios Reales, es “la invitación a reconocer en el quechua un rasgo de un modo de ser, de entender la realidad y nombrarla”. [5]

La corriente indigenista estaba lejos de acercarse a la cosmovisión andina. Sus cuentos y novelas fueron escritos desde la distancia, sin conocimiento real del hombre indígena. Si bien aportó elementos de la corriente literaria de una época de la literatura, no refleja ni la realidad ni el sentimiento del indígena.

 

La realidad mítica

El hombre andino vive en contacto permanente con el mito. Es una cultura que conlleva una concepción religiosa del mundo. Ellos dividen el espacio en tres mudos: el mudo de arriba, el mundo de aquí y el mundo de adentro.

Explica Luis Valcarcel que, según la concepción indígena primitiva, había tres elementos: el agua, la tierra, el fuego. Estos son en realidad los elementos de la naturaleza, fundamentales para la vida. Si completamos con el elemento “aire”, tendremos los cuatro elementos primitivos ancestrales.

El universo quechua estaba dividido también en tres mundos:

• Hanaq pacha: “mundo de arriba” (dioses)

• Kay pacha: “mundo de aquí” (seres vivos y espíritus)

• Ukhu pacha: “mundo de adentro” (muertos y gérmenes)

 

Si relacionamos estos tres mundos con los tres temas de los cuentos “Agua”, “Los escoleros” y “Warma Kuyay”, • odemos extraer que:

La tierra, eje central, representa el mundo de aquí y al mismo tiempo su carácter mítico la convierte en el elemento de unión entre “el mundo de arriba” y el “mundo de adentro”. Es la madre y, por lo tanto, su condición de fértil se relaciona con la procreación.

El agua es necesaria para brindar el alimento que nos da la tierra.

Los animales son tratados como personas; se les brinda el mismo afecto y cuidado. Los ritos de enterramiento son semejantes a los que se prodigan a los indios. Por eso el indio que no posee un animal está considerado en una escala inferior. No puede ser comunero. El que no tiene un animal, no existe.

El amor es símbolo de la procreación. Es puro y mágico como la tierra, porque al igual que ella, posee el poder de engendrar.

Las formas de vida se conectarán al pasado: costumbres, rituales; la música y la danza los transportarán al pasado. Solo en la memoria de otro tiempo retorna la vida.

El mito es el símbolo colectivo y temporal. Esta cosmovisión incluye el ámbito social, político, económico y cultural.

Arguedas intenta mostrar el mundo desde otra visión: la naturaleza, la tierra, los dioses, que están inmersos en sus vidas.

 

La importancia del mito 

Hay a través de los tiempos dos tipos de mitos: el que cuenta Cieza de León sobre la fundación de la ciudad del Cusco (como nacimiento de todas las cosas) y el mito de Inkarri, más actual (como renacimiento). Dice este mito popular, que este inca fue degollado y enterrada su cabeza en la tierra. La gente del pueblo, aún hoy, en las regiones menos urbanas, esperan que el cuerpo de Inkarri crezca y cuando termine de crecer, volverá para salvarlos.

Este mito está más asociado a esa idea de José María Arguedas acerca de que mito y realidad son indisolubles. Es una cosmovisión que le permite al hombre sobrevivir.

Cuenta Pedro de Cieza de León [6] que antes de que floreciesen los incas, había otras gentes y que Ticiviracocha había sido el Hacedor de todas las cosas. Nos hace saber que Ayar Cachi manda a sus dos hermanos a fundar la ciudad imperio en el Cusco. Él explica que esta historia o leyenda se aproxima bastante a la verdad. De lo que podemos deducir que estas historias han sido confirmadas sin desmentir que casos extraños o mágicos hubieran sucedido.

Todos los grandes imperios tuvieron historias donde un héroe —o un semidiós— fundaba en determinado lugar lo que luego sería una gran civilización. Lo mismo sucedió con el Imperio Incaico.

Los pueblos del Perú siguen hoy conservando estas creencias sobre historias sobrenaturales. Igualmente, los rituales y leyendas, que para la cosmovisión andina había, continúan también para el hombre peruano. Siguen las creencias de estas historias protagonizadas por seres con poderes sobrenaturales.

La música y la danza constituyen elementos mágico-religiosos. Los músicos y los danzak elegidos son seres con ciertos poderes y están ligados a los dioses.

El hombre quechua vive en una realidad mítica. Después de la conquista, se destruyó su cultura, su organización social, religiosa, política y económica. La vida se transformó y este pasó a ser un esclavo del dominador. Sin tierra, sin agua, sin sus creencias. Hubo una necesidad de replegarse para salvar su mundo interior. La realidad era la vida dura y sin futuro. Por eso, se refugia en el mito, que es la vida pasada, la edad feliz.

 

Un nuevo lenguaje

La crisis social, política y económica se muestra con toda su fuerza. Arguedas observa que la gente de su pueblo no puede acceder a un tipo de vida segura; que el mestizo sigue discriminado y sin posibilidad de insertarse en la sociedad. Por otra parte, está la imposibilidad de hablar su propio idioma. Debe relacionarse a través del idioma español oficial; un lenguaje que apenas domina. El hombre peruano queda desdibujado, cada vez más alejado de su cultura, de sus raíces.

Esta preocupación lo hace buscar un lenguaje en el que pueda el lector, el mundo entero, reconocer la idiosincrasia de su pueblo.

A través de su narrativa, va elaborando los elementos lingüísticos que le permiten encontrar la manera de unir dos culturas. A medida que va escribiendo, va trabajando con los vocablos, la adjetivación, los diminutivos característicos del quechua, los nombres de los personajes, la estructura y aspectos profundos del idioma. Los personajes no son en realidad personajes literarios. Son el pueblo mismo, la comunidad y por eso, él los llama por sus nombres reales en su narrativa.

Una larga búsqueda, con pruebas y errores, que va consolidando en cada una de sus obras. Los ríos profundos, una de sus obras más reconocidas, tiene la profundidad de un discurso pleno de emociones, rituales, leyendas y elementos de la naturaleza que están animados, con los que pueden hablar y comunicarse; tienen vida. Luego sigue con Yaguar Fiesta, entre otras. Hasta su obra póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo.

Es un esfuerzo sostenido para encontrar un punto de enlace entre la cosmovisión del mundo quechua y la lengua impuesta por la colonización. Un discurso diferente, unas formas, giros y voces que llegan al lector desde otro espacio, aún en castellano.

Este inmenso trabajo de creatividad, mezcla de vivencias, de historias y de relatos sobrenaturales nos hacen sentir otros mundos, otras formas de vida. Él lo logra plenamente en su obra póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo. Queda inconclusa; podríamos pensar en un final abierto.

 

 A modo de cierre

El autor que nos ocupa, trabajó sin cesar para lograr una unidad, para encontrar un elemento que unifique las dos culturas. Mundos tan opuestos no podían entenderse; el indio había sido doblegado, pero no asimilado. El viejo mundo no pudo desterrar la esencia quechua, esa esencia hecha de magia y de amor por la tierra. Pero debían convivir; por eso era necesario entenderse.

Tuvo que buscar en la cultura española algo que los unificara. Y el lenguaje es el único elemento unificador. Los indios debían manejar el español para poder ingresar a la nueva sociedad, pero solo hablaban español con el español en un mal lenguaje: la palabra del blanco, insertada en la construcción del quechua.

Arguedas deja su obra sin terminar pues su dolencia y su imposibilidad de seguir luchando lo hace decidirse, esta vez definitivamente, por el suicidio. Por eso, la solución de la muerte es la seguridad de volver al mito, es recuperar la libertad.

Logró sí, un nuevo lenguaje. Sin embargo, su deseo fue mucho más allá. Intentó dar vida al hombre nuevo, al indio que, según su aspiración, surgirá redimido, para forjar un país más justo y más suyo. Será un hombre nuevo con un nuevo destino, el de América liberada.

Una utopía que aún hoy seguimos buscando. 

[…] Escribo estas páginas porque se me ha dicho hasta la saciedad que si logro escribir, recuperaré la sanidad. […] Como estoy seguro de que mis facultades y armas de creador, profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y solo me quedan las que me regalarían a la condición de espectador pasivo e impotente de la formidable lucha que la humanidad está librando en el Perú y en otras partes, no me sería posible tolerar ese destino. O actor, como he sido desde que ingresé a la escuela secundaria, hace cuarenta y tres años, o nada.” [3]

 

Un breve homenaje

Queremos mostrar en un breve párrafo desde esta transcripción tomada de la web, el arraigo a la cultura quechua, que fue lo que marcó en Arguedas esta necesidad de luchar por transmitir el alma de su pueblo.

Dedica este himno a la mujer india que en realidad lo crio y le brindó su amor.

A Doña Cayetana, mi madre india, que me protegió con sus lágrimas y su ternura, cuando yo era niño huérfano alojado en una casa hostil y ajena. A los comuneros de los cuatro ayllus de Puquio en quienes sentí por vez primera, la fuerza y la esperanza.

————

Tupac Amaru, hijo del Dios Serpiente; hecho con la nieve del Salqantay; tu sombra llega al profundo corazón como la sombra del dios montaña, sin cesar y sin límites.

Tus ojos de serpiente dios que brillaban como el cristalino de todas las águilas, pudieron ver el porvenir, pudieron ver lejos. Aquí estoy, fortalecido por tu sangre, no muerto, gritando todavía.

Estoy gritando, soy tu pueblo; tú hiciste de nuevo mi alma; mis lágrimas las hiciste de nuevo; mi herida ordenaste que no se cerrara, que doliera cada vez más. Desde el día en que tú hablaste, desde el tiempo en que luchaste con el acerado y sanguinario español, desde el instante en que le escupiste a la cara; desde cuando tu hirviente sangre se derramó sobre la hirviente tierra, en mi corazón se apagó la paz y la resignación. No hay sino fuego, no hay sino odio de serpiente contra los demonios, nuestros amos.

Está cantando el río,

está llorando la calandria,

está dando vueltas el viento;

día y noche la paja de la estepa vibra;

nuestro río sagrado está bramando;

en las crestas de nuestros Wamanis montañas,

en sus dientes, la nieve gotea y brilla.

¿En dónde estás desde que te mataron por nosotros? […]

 

Referencias

[1] Arguedas, José María. El zorro de arriba y el zorro de abajo. Epílogo. En José María Arguedas - Obras completas (Lima, Horizonte, 1983. T. I a V). Nota: Todas las citas de Arguedas, pertenecen a esta edición.

[2] Mariátegui, José Carlos. Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana (Santiago de Chile, Editorial Universitaria, P.T.C.M. 1946, pp. 47).

[3] Arguedas, José María. Op. cit., p. 96.

[4] Morales, Leónidas. “José María Arguedas. El lenguaje como perfección humana”. En Estudios filológicos Nº 7 (Buenos Aires, UBA, 1986).

[5] Escobar, Alberto. Patio de Letras (Lima, 1986, p. 29).

[6] Cieza de León, Pedro. Del señorío de los incas – Título original de la obra, Segunda parte de la Crónica del Perú (Buenos Aires, Solar, 1943. Ejemplar 1465).

[7] Arguedas, José María. Op. cit.

 

 

Bibliografía

• Arguedas, José María. El zorro de arriba y el zorro de abajo. Epílogo. En José María Arguedas Obras completas (Lima, Horizonte, 1983. T. I a V).

• Cieza de León, Pedro. Del señorío de los incas – Título original de la obra, Segunda parte de la Crónica del Perú (Buenos Aires, Solar, 1943. Ejemplar 1465).

• Escobar, Alberto. Patio de Letras (Lima, 1986).

• Mariátegui, José Carlos. Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana (Santiago de Chile, Editorial Universitaria, P.T.C.M., 1946).

• Morales, Leónidas. “José María Arguedas. El lenguaje como perfección humana”. En Estudios filológicos Nº 7 (Buenos Aires, UBA, 1986).

 

Currículo de Zulma Esther Prina en esta edición de Realidades y Ficciones – Revista Literaria, Nº 43:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/09/realidades-y-ficciones-revista.html

Email: zulmaprina@gmail.com

 

 

 

CARTAS DE KAFKA. UN AUTORETRATO

Anna Rossell ©

Franz Kafka
Cartas a Milena
Trad. Carmen Gauger
Madrid, Alianza Editorial, 2015
381 páginas

Es de agradecer una reedición cuando, siendo de interés literario, perfecciona las anteriores publicaciones facilitando el trabajo filológico a los investigadores. Es el caso de estas Cartas a Milena, de Franz Kafka, que, publicadas por Alianza Editorial en 1995 y 2010, reaparecen ahora en una edición, que por primera vez en España se basa en la alemana, ampliada, de Fischer 1983. Las precedentes, basadas en la de 1949, de Willy Haas, a quien Milena entregó las cartas en 1939 para salvarlas de los nazis, presentaban algunas flaquezas que ahora se han subsanado: errores de datación, 62 pasajes eliminados y 10 cartas suprimidas. Según la traductora (cf. nota introductoria), esta, a excepción de tres artículos periodísticos de Milena que no recoge la traducción, respeta la edición de Fischer; hay que añadir alguna diferencia en el aparato de notas que Gauger ha adaptado al lector en español.

Milena Jesenská
Milena Jesenská (Praga, 1896 - Ravensbrück, campo de concentración nazi, 1944), periodista y traductora checa, conoció a Kafka (Praga, 1883 - Kierling/Austria, 1924), de quien se había propuesto traducir unos relatos, en abril de 1920. De su encuentro nació una intensa correspondencia —durante el primer año Kafka le escribía a diario, a menudo hasta tres veces, desde fines de 1920 gradualmente con menor frecuencia— que duró hasta marzo de 1922 y que interrumpió por propio deseo.

La relación epistolar de Kafka —también mantuvo correspondencia con Felice Bauer, su primer amor, publicada igualmente por Alianza (1997) y Nórdica (2013 y 2014)— aporta luz sobre una compleja y seductora personalidad, que, más allá de acercarnos al hombre, nos aproxima a su mundo literario. Las cartas documentan la extrema sensibilidad de un hombre altamente observador, de exquisito refinamiento intelectual, lo cual, en opinión de Milena, le incapacitaba para la vida y habría de incidir en la tuberculosis que le llevó a la muerte.

Kafka, que entonces tenía 38 años, encontró en Milena, de 24, el ideal de mujer en la que depositar la inmensa ternura que necesitaba encauzar. Tenían en común intereses literarios, la difícil relación con la figura paterna y la enfermedad pulmonar, a lo que se unía la crisis matrimonial (con Ernst Pollak) por la que ella atravesaba. Estas cartas se leen como una vehemente relación amorosa, tanto más favorecida por el hecho de que se mantenía sobre todo en el plano ideal —Kafka tuvo dificultades en la relación física estable con mujeres y los encuentros con Milena fueron muy esporádicos—.

El hecho de que las cartas de Milena se hayan perdido, dificulta obviamente la comprensión, lo cual no desmerece lo mucho que aportan en otros aspectos. Los ingeniosos comentarios del autor checo sobre la vida cotidiana o sobre conocidos comunes, casi siempre acompañados de símiles o parábolas y con finísimo humor, son impagables y dan cuenta del genio imaginativo de Kafka, el mismo que plasma en su universo literario. Una larga relación de temas recurrentes, también presente en su obra y en sus diarios, se hace patente: sus miedos, su recelo hacia la carne (en sentido concreto y metafórico), la grave situación de los judíos, el insomnio pertinaz, su enfermedad pulmonar, que él considera una “extensión de mi enfermedad psíquica”, sin que ninguno de ellos sea tratado con victimismo.

Carmen Gauger
Las cartas documentan asimismo el peculiar estilo de escritura de Kafka, cuya lengua materna era el alemán, aunque no conviviera nunca entre alemanes, lo cual no afecta únicamente al léxico sino también a la sintaxis: largas oraciones con interrupciones apositivas y paréntesis. Ello, unido a la inexistencia de las correspondientes respuestas de Milena, dificulta sustancialmente la lectura y, por consiguiente, la traducción. La fluidez cambia radicalmente en la parte dedicada a las 8 cartas de Milena a Max Brod, amigo de Kafka, que incluye este libro y que arrojan alguna luz sobre la relación desde la perspectiva de ella. En 2015 Tusquets ha publicado la novela de Michael Kumpfmüller La grandeza de la vida, que toma el testigo de la biografía de Kafka en el punto donde la deja su correspondencia con Milena hasta su muerte.

(Publicado en Quimera. Revista de Literatura, Nº 389, abril 2016, p. 62)

 

Currículo de Anna Rossell en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 11:

http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com.ar/2012/12/blog-post.html

https://www.facebook.com/annarossellliteratura

http://annarossell.blogspot.com.es/

http://es.wikipedia.org/wiki/Anna_Rossell_Ibern

Email: arossellib@gmail.com

 

 

 

“PENSAR NO CUESTA NADA”: LOS AFORISMOS DE CÉSAR CANTONI

Luis Benítez ©


“Pensar no cuesta nada”, del poeta argentino César Cantoni (1ra. edición, 2020, 98 páginas; 12 x 19 cm, ISBN 978-987-86-3665-8) es un reciente lanzamiento de Proyecto Hybris Ediciones, sello de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina (proyectohybrisediciones@gmail.com).

Se divide en dos secciones principales: la que da título al volumen y la nombrada como “Satíricas”, que a su vez ofrece dos subsecciones: “Del hombre y la mujer” y “De esto y aquello”.

La máxima aforística, que en su dilatada historia desde los antiguos griegos hasta la actualidad ha brindado oraciones breves y hasta brevísimas para definir principios de manera sentenciosa y definitiva, es una opinión en extracto, una quintaesencia del sentido que abre una puerta a la imago mundi de sus autores.

En el caso de un poeta de una trayectoria como la de Cantoni, bien conocida dentro y fuera de su país, resulta “Pensar no cuesta nada” una experiencia distinta para el lector: la ocasión de comprobar de qué manera tan exacta logra condensar significados e hilarlos coherentemente, para que en su conjunto se proyecten como una polifonía que, aun abarcando definiciones tan diferentes sentencia tras sentencia, la suma resulte todavía mayor que las partes, cuando estas se interpelan mutuamente. Este efecto de unidad es cosa de destacar, ya que no consiste en una coincidencia feliz tratándose de un autor como César Cantoni, una de cuyas características es justamente la precisión formal y de sentido, tal como lo resalta la evolución de su poesía a lo largo de más de una decena de títulos ya publicados.

En “Pensar no cuesta nada”, aunque metamorfoseados para la frase breve, hallamos elementos ya constitutivos de su poética, como la ironía que accede a los filos del sarcasmo; el humor casi siempre teñido de un desencanto lúcido; la presencia de lo social en sus facetas más descarnadas; el objetivismo bien entendido, capaz de penetrar hasta el hueso de la realidad y exponerlo al lector; el lenguaje muchas veces coloquial y engañosamente directo, que no se priva de mostrarnos el sospechoso indicio de un sentido más amplio, obligando a una segunda lectura reveladora y contundente.

El repetido fenómeno de la identificación con muchas de las definiciones que nos brindan las páginas de “Pensar no cuesta nada” transforma a estas en una sucesión de cajas de sorpresa, donde la originalidad del pensamiento del autor se conjuga con una familiaridad que se nos ofrece inesperadamente. Es que en muchas ocasiones Cantoni completa aquellas apreciaciones que nosotros mismos alguna vez intuimos y dejamos a medio bordar, para encontrarlas ahora en “Pensar no cuesta nada” resueltas del modo más preciso y exacto, gracias a lo que acertadamente se da en llamar la inteligencia poética.

El sentido del añejo dicho de que lo bueno, si breve, resulta dos veces bueno, es multiplicado por este volumen gracias, precisamente, a la inteligencia poética de la que hace gala el autor, aforismo tras aforismo.

 

El autor

César Cantoni nació en La Plata en 1951. Publicó once libros de poemas: Confluencias (1978), Los días habitados (1982), Linaje humano (1984), La experiencia concreta (1990), Continuidad de la noche (1993), Cuaderno de fin de siglo (1996), Triunfo de lo real (2001), La salud de los condenados (2004), Diario de paso (2008), El fin ya tuvo lugar (2012) y Un arte invisible (2016).

Su obra publicada incluye, además, dos cuadernillos: Intemperie y otros poemas (2006) y Latencia: poesía y dictadura (crónica literaria, 2013).

Figura en numerosas antologías poéticas argentinas e hispanoamericanas. Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, italiano, portugués, catalán, griego, ruso y albanés. Administra el blog de poesía platense “Los poetas no van al cielo”. Reside en su ciudad natal.

  

Así escribe César Cantoni


Cuando los dioses no tienen nada que hacer, crean mundos.

[…]

Podrán perdonarte que nades contra la corriente, siempre que no tengas éxito.

[…]

Siempre habrá gente que, en presencia de un escuerzo, se empeñe en creer que ve un faisán.

[…]

Había una vez un paraíso terrenal. Y Adán y Eva se comieron a la serpiente.

[…]

La fama siempre termina siendo insoportable. Sobre todo, la de los otros.

[…]

La opinión que tenemos de nuestros enemigos es exactamente la misma que nuestros enemigos tienen de nosotros.

[…]

Si Dios no mueve un dedo para mejorar el mundo es porque, a esta altura, ya no puede hacer nada.

[…]

La fe tranquiliza más que la filosofía. Y, además, demanda menos esfuerzo. De ahí que haya más creyentes que filósofos.

[…]

No te preocupes por los que se fueron siguiendo al viento; cuando Ete cambie, estarán de vuelta.

[…]

Era un hombre de principios: nunca terminaba nada.

[…]

En cuanto a su poesía, debo reconocer que usted maneja muy bien los silencios y, sobre todo, los espacios en blanco.

 

Currículo de Luis Benítez en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 64:

http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com.ar/2015/03/suplemento-64-realidades-y-ficciones-en.html

Email: lb20032003@gmail.com

 

 

 

DE UTOPÍAS Y CERTEZAS *

Viviana Díaz©

Pareciera una utopía pensar hoy desde donde se lee cuando el ojo todo lo percibe. Ese ojo que, por qué no, es “el tercer ojo” de los hindúes, la puerta hacia la recepción, hacia la semiosis.

Referente a esto Roman Jakobson hizo aportes al establecer que en todo acto comunicativo —lingüístico o no— entran en juego, en conjunción en términos de Greimas una serie de significados y unas ciertas competencias de enunciación y de comprensión.

Ofelia Seppia afirma que: Hay coincidencia en que la literatura debe estar presente en todo proyecto educativo […] porque amén de su valor estético, la literatura es un modo (virtual) de apropiarse del mundo. Pero además es una manera —divertida y a la vez profunda— de apropiarse de los infinitos modos de “decir” ese mundo.

Si la competencia del lector pasara entonces por la estética, por la diversión y por “las maneras” de decir, veríamos que la didáctica de la Lengua va a contramano de la realidad, de ese “decir”, al que hacía mención anteriormente.

Si yo enseño a leer desde BE-CE-DE sin considerar que mi alumno-oyente ya conoce esos sonidos, genero lo que de ahora en más denominaré una lecto-dependencia. Estos ruidos en la enseñanza comienzan a generar ruidos en la comunicación. Recuerdo a dos madres desesperadas acudir a decirme: “por favor, puede enseñarle a leer, desaprueba Lengua y no entiendo eso de los ruiditos que dice la maestra”. Ahora bien, recuerdo al niño de seis años llegar a mí, casi obligado en un día de calor, con un cuaderno bajo el brazo, saludarlo y luego de compartir el caramelo preguntarle: “¿Qué querés que hagamos?” A lo que respondió: “La seño dice que no sé leer, pero a mí no me gusta eso de los ruiditos, me aburre, yo sé leer, pero los ruiditos, son aburridos.”

“Ah, así que sabés leer. ¿Y qué te gusta?” A lo que con un grito dijo: “Los dinosauurioooossss y los héroes”.

En mi biblioteca poseo libros clasificados, extraje uno que se llama Las aventuras de Bebesaurio. Lo puse en la mesa. La felicidad en los ojos del niño fue irreproducible. Tomó el libro y empezó a devorar los dibujos, a pasar las hojas, a contarme lo que veía, a relatarme historias de otros dinosaurios, a hablarme de los juguetes, y me dijo, yo quiero leerlo, usted me enseña. Bebesaurio nos acompañó muchas clases y en un mes y medio logré hasta que recitara poesías. Cada clase cerraba con una actividad pictórica relacionada con el tema del día, una canción que entonábamos y un caramelo. La fascinación de Eugenio por los dinosaurios y por aprender más selló nuestro contrato pedagógico, las “fuerzas vivas”, ese acto entre docente y alumno se había establecido propuesto por él mismo. En mi placer de enseñar sentía una vez más que solo me dejaba llevar por su disfrute. Eugenio comenzó a participar en clase, a demostrar alegría, y esto que parece tan sencillo es fundamental. En principio este acto de enseñar, esta manera rompió con la lecto-dependencia, con la sistematización, para arrancar la enseñanza desde las competencias del alumno-oyente, de sus saberes previos, de lo que piensa.

Hay como un afán de enseñar a leer desde cero, ignorando los saberes previos, haciendo del alumno-oyente un lecto-dependiente a tal punto que los jóvenes llegan a los doce años con un rechazo total a la lectura que en el fondo solo es un rechazo a esa manera de aprender. El alumno queda sometido los siete años de escolarización primaria a esa lecto-dependencia. Recuerdo haber asistido al acto del 25 de mayo, entre galeras; los actores pasaban con un cartón desde el que leían la estrofa de una poesía que casi tartamudeaban. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando vi ingresar a Eugenio con su frac negro y recitar su estrofa de poesía sin ningún papel. “¿Vio como participa?” me dijo la mamá, entusiasmada. “Lo eligen para todos los actos por cómo recita”. El objetivo pedagógico estaba cumplido.

Sostengo que hay que hacer un seguimiento de la didáctica, de las epistemologías, de las hermenéuticas, ¿Para qué y por qué leemos? ¿Cómo?

El docente-emisor pasa a aplicar la lecto-manía de enseñar a leer sistematizando la lengua. Cuando la asociación no funciona, aplica (a escondidas) y cuando la generadora no funciona, aplica (a escondidas) la generadora y cuando esta no funciona pregunta al alumno: “¿Sabés usar el WhatsApp?”, a ver si por ahí logra atraerlo.

La enseñanza carece de hedonismo, la pasión de generar un lecto-juego que incorpore a emisores y receptores.

Leer desde lo atractivo no existe.

La década del 80 parece revolucionar el mundo de la lectura. La modalidad de taller se inserta en la enseñanza junto con movimientos didácticos de la denominada “Nueva Escuela”. Se desmoronan los basamentos de Piaget quedando el niño fuera del pensamiento abstracto y las operaciones concretas.

La corriente denominada “didáctica crítica” genera un sinfín de libros de textos llenos de ejercicios en los que “el alumno” debe asociar, resolver y deducir el concepto.

He visto una década de jóvenes rendir Lengua por no llegar al concepto. Es que “al concepto” no se llega pues “el concepto ya fue creado con antelación. Este supuesto es tan falaz como querer afirmar “que hoy puedo pisar la Luna con solo mencionarlo”.

La literatura en la década del 90 se enlazó al concepto de “literatura infantil”, dando lugar al “mercado editorial escolar”, así un conjunto de textos fácilmente reconocibles invade las prácticas de la enseñanza de la literatura en el nivel medio. Los libros pasan así a leerse por edad, por colecciones de colores. Lo único productivo de ese boom editorial (como se lo denomina) es que se insertan en el canon escritores argentinos abriendo un abanico interesante. Desaparecen así del aula los clásicos como Caperucita, Pinocho, El Lazarillo de Tormes, para dar lugar a autores como Elsa Bornemann, Graciela Cabal, Graciela Montes, entre otros.

Critico de esta etapa la manera de agrupar, de clasificar, de dar a unos y no a otros la posibilidad de leer tal o cual obra clasificada arbitrariamente por un grupo editorial.

López y Bombini afirman en aquel entonces: “Frente a la repetida sentencia los jóvenes no leen (y sus posibles variantes), editores, pedagogos y profesores y una cohorte de los denominados especialistas parecen haber encontrado la fórmula magistral, el antídoto: la literatura infantil”.

Así la lecto-manía y la lecto-dependencia se olvidan del sujeto llenando las bibliotecas escolares de textos que nadie lee. El Ministerio de Educación de la Nación lanza un Programa Integral para la Igualdad en la Educación. El Plan Nacional de lectura lleva un sinfín de libros de norte a sur. Nadie controla los destinos. Aún al día de hoy duermen cajas de libros sin distribuir.

En los albores del 2000 ya no se habla de reforma educativa pero sí de cambios de planes de estudio. Las escuelas de la Provincia de Santa Cruz han pasado por más de tres cambios de planes de estudio de títulos secundarios en los últimos cinco años. En estos debates políticos Lengua y Literatura junto con Historia y Geografía perdieron horas curriculares.

La escuela primaria vuelve a ser de siete años intentando aplicar un método de observación y experimentación. Por ejemplo: a los seis años observo un pez, leo lo que veo (como puedo, solito, e intento escribir), a los ocho años veo una lagartija y a los doce un volcán. Las ferias de Ciencias invaden los colegios y “la hora de Lengua” pasa a ser la hora integrada con Naturales y Sociales. Así la Literatura desaparece de las aulas nuevamente como arte de magia.

En la década del 2000, el Gobierno Nacional intenta modificar los planes de estudio de los profesorados de enseñanza primaria y profesorados en Letras. Así surgen títulos de profesores de dos años, profesores de tres años, profesores con especialidad en Polimodal, laboralmente esos títulos devienen en enseñar a jóvenes entre los 12 y los 18 años.

Finalmente, al no haber una política gubernamental curricular, cada docente enseña lo que puede o lo que quiere.

En el año 1990 se implementan los operativos nacionales para medir la calidad educativa. Lo revolucionario de dichos operativos es que se comienza a hablar de “comprensión lectora”, ahora el dilema parece ser que “leen, pero no comprenden”.

La deserción escolar irrumpe en las aulas. El próximo gobierno decreta “la obligatoriedad de la escuela secundaria” y estrategias de aprendizaje. Ahora el foco deja de estar en “cómo enseño” para pasar a estar en “cómo aprende” y esto se pone en juego en el 2010 inventando Planes de Mejora institucional, así cada establecimiento educativo debe generar la propia manera de enseñar y de sacar adelante los alumnos. Se genera un sistema exhaustivo de estadísticas en el que cada niño, cada joven debe aprobar a cómo dé lugar.

Volviendo al problema ontológico de base hoy “se lee, pero no se comprende”. La didáctica descansa por tal vez diez años, dando lugar a debates gubernamentales con cero de contenido epistemológico.

 

* Texto expuesto en el III Encuentro Internacional de Literatura Infantil y Juvenil (EILIJ 2019), realizado del 24 al 26 de abril de 2019 en Riobamba, Ecuador.

  

Bibliografía consultada

• López, Claudia – Bombini, Gustavo. Literatura juvenil o el malentendido adolescente.

• Seppia, Ofelia. El taller de lectura.

Cuadernillos de Operativos de Evaluación del Ministerio de Educación de la Nación.

 

Currículo de Viviana Díaz en esta edición de Realidades y Ficciones – Revista Literaria, Nº 43:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2020/09/realidades-y-ficciones-revista.html

Email: vivianadiaz8@hotmail.com

 

 

 

SOSIEGO Y MELANCOLÍA

Anna Rossell ©

Jorge Novak Stojsik
El libro de las ciruelas tibias
Barcelona, Parnass Ediciones, 2016
102 páginas


 

Jorge Novak Stojsic
Sumergirse en la poesía de Jorge Novak Stojsic —Montevideo, Uruguay, residente en España desde 1972— es entrar en un mundo donde el tiempo transcurre con la plácida lentitud que aguza los sentidos, es deleitarse en el sosiego que regala la melancolía. De la lectura de sus poemas se sale calmoso, abierto a la ternura, a lo emotivo, el ánimo reposado y ávido del esencial detalle, del gesto delicado. Las partes del poemario anuncian fielmente los ambientes que recrea, las imágenes que inspiran su escritura: de otoño, amores y paraguas, del tiempo, silencio y soledades, de carencias, recuerdos y nostalgias, del ahora y el mañana. Esta es la materia con que Novak Stojsic teje el pulso vital que lo conduce: el apacible crepúsculo de lluvias y colores tenues, el limbo reflexivo en que nos sume la soledad, la añoranza a que nos aboca, en la lejanía, el recuerdo de la dicha pasada en el lugar dilecto.


El lenguaje poético de Novak es en extremo metafórico. Pletórico de figuras retóricas —sinestesia, prosopopeya, hipérbaton, juegos lingüístico-poéticos—, las palabras fluyen con pasmosa naturalidad. La voz poética personaliza la ciudad de sus orígenes, Montevideo deviene amada y amante: ay señora / si supieras cómo me gustas/ […] y la añoranza impele a la escritura poética, es permanente anhelo que se desea eterno para perpetuarse en el placentero lugar de la nostalgia: me seduce brutalmente / tu lejanía // también sé / que si todo fuera a estar en ti / no habría poemas/ […] (para andar amándonos de cansancio); y solo los versos te permiten / vivir lo que ya no es (te has hecho viejo poeta). Lo inalcanzable es la ubicación ideal del sujeto poético: dónde andará tu sombra / tu línea esbelta / tu risa azul y naranja / […] // mejor no encontrarte / /así me dejarás vivir siempre contigo / […] (niña de las madreselvas); el recuerdo, su tabla de salvación: y sentir / cómo se escapa / la tristeza sin retorno / tratando de encontrar cobijo / en los recuerdos // […] (mapa de imposibles). La poesía de Novak es estrictamente sensual, la sinestesia, herramienta predilecta: escuchar tu desnudez / en la penumbra (mujer de mis orillas); susurran sonidos / con olor / a ciruelas calientes / de la tarde / […] (eres bruma, lágrima y verso). Esenciales las percepciones sensoriales —olfato, oído, gusto y tacto—. Los olores, los colores, los roces, la piel, los sonidos (o la ausencia de ellos, el silencio) son savia, nutriente vital: tengo sed de tocarte / amante de agua limpia (tengo sed de tocarte); mujer mía // escóndeme / silencios diferentes / y guárdalos distantes // […] // y cada tanto / respírame al oído / para irte descubriendo (despiértame misterios). Sus temas: la ausencia, la soledad, la reposada y plácida tristeza en la evocación del ocaso —del paisaje y de la vida—, la remembranza del Sur: moriría de tristeza / si no pudiera recordar // y se me eriza la piel / si me tocas / desde los atardeceres / de mi pelo blanco // […] (te has hecho viejo viejo poeta); sus versos rinden homenaje al poso emocional de lo vivido: y era azul tu verso // roce / de risa dulce / […] // y tu piel ajada // voz para mis manos / habladoras // […] // y serás arruga / y amorosa sombra / recostada en mi pelo blanco (voz para mis manos habladoras). Sus recurrencias son sintomáticas: la luz, la luna, la lluvia y sus afines (agua, orilla): mi amiga // la de la luna azul / y los ojos de agua / amaneció lluviosa […] // dice que se le voló / el recuerdo / […] // qué tristeza // pájaro de oscura luz […] (qué tristeza), los colores (sobre todo azul y sepia), las estaciones del año: por verano // entre aralias / y una aucuba // azul / de azules y lilas // […] // si no te desnudas hoy / amiga mía // ya no dispondré de otoños // […] (por verano), las manos: andan volando tus manos / hebras finas (eres bruma, lágrima y verso), las frutas: que le pongas a la luna / un mantel / de azules y naranjas // […] // ciruelas frescas // sandías gritonas / abiertas // y melones sin pecas // […] (quiero sentarme contigo), el aire (viento, brisa), la voz: y si al silencio tuyo / lo cubre mi voz cansada / […] // es que la soledad / me cala hasta los huesos (la soledad me cala hasta los huesos).

El poemario, precedido del prólogo de Ignacio Gamen, viene enriquecido con sugerentes dibujos del autor, que cultiva además la pintura.

 

Currículo de Anna Rossell en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 11:

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BELGRANO O LO QUE SE CIFRA EN EL NOMBRE

Agustín Romano ©


Señores, yo estoy cantando
Lo que se cifra en el nombre.
Jorge Luis Borges


En 1794 Manuel Belgrano llegó de España con el propósito de instalarse en el Río de la Plata. Según nos dice Mitre en la biografía que le dedica: era joven (tenía 24 años), era hermoso y era rico. Se le abrieron todas las puertas. Era hijo de uno de los comerciantes más ricos y poderosos del virreinato.

Traía el mandato de la corona española de organizar una institución todavía inexistente aquí, el Consulado. Sin duda el deseo de sus mandantes era controlar de un modo más eficiente el comercio monopólico que habían instalado, pero que gracias al contrabando de los ingleses y otros países europeos se veía seriamente afectado.

Sin embargo, esta doble economía había logrado hacer de Buenos Aires una ciudad próspera en donde comerciantes, funcionarios del virreinato y la misma Iglesia gozaban de un notable bienestar económico. Su propia familia era una de las más favorecidas por tal situación.

No resulta difícil pensar que al joven abogado le hubiese costado muy poco hacer de aquella institución un organismo burocrático y venal como los ya existentes. Como era, seguramente, el deseo de todos.

Pero las cosas sucedieron de otra forma. Nuestro propósito es indagar por qué. Lo haremos a partir del desciframiento del nombre del flamante doctor.

Nos valdremos para este fin de metodologías que a muchos les parecerán extrañas, a otros poco pertinentes, a varios un intento de pretender estar en consonancia con ciertas modas psicoanalíticas y no faltarán quienes lo consideren un juego meramente literario, al modo borgeano, dado que dice Borges:

 

Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de ‘rosa’ está la rosa

y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.

 

Así que podríamos imaginar que en las letras de B-e-l-g-r-a-n-o está Belgrano. Recordemos que era hijo de Domingo Belgrano Peri (castellanizado Pérez) y de María Josefa González. Su nombre completo era Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano González.

Manuel Belgrano por
François-Casimir Carbonnier
Su padre, un italiano nacido en la región de Liguria, había logrado instalarse en el país gracias a un permiso real español. Su madre era porteña y de clara ascendencia española. Con los nombres de Domingo y de María Josefa ya tenemos suficiente como para comenzar nuestra tarea.

Pero antes se hace necesario preguntarnos qué son los nombres y cuál es su relación con aquello que nombran.

Fue Platón, en su diálogo Crátilo, el que trató por primera vez el asunto, donde plantea un problema que ha mantenido en vilo a la humanidad hasta nuestros días. Infinidad de pensadores y artistas trataron el tema, como Cervantes o Shakespeare. Pero bástenos nombrar algunos modernos, aparte de Borges, para comprobar su vigencia actual: Foucault, Frege. Russel, Wittgenstein, Lacan, Louis Carroll, García Márquez, Umberto Eco.

Y son muchas las soluciones que se han dado, por lo cual resulta imposible desarrollar aquí el tema como sería pertinente.

Tomaremos, sin embargo, una solución rápida: para el concepto de nombre entenderemos que es una designación verbal que se les da a las personas, animales, plantas, lugares o cosas.

En cuanto a su relación con lo nombrado, tomaremos tres posibilidades. La primera es la que establece una relación íntima y de carácter mágico, como propone, por ejemplo, la cábala judía. La segunda la que considera esta relación como algo puramente arbitrario. Y la tercera es la que seguiremos nosotros, que denominaremos de configuraciones dinámico-diacrónicas y que se mostrará a lo largo de este trabajo.

 

Partamos del matrimonio Belgrano-González. Este tipo de matrimonio ítalo-argentino fue y es muy común en nuestro medio y a simple vista no parece decirnos mucho. Sin embargo, encierra un trasfondo que haría las delicias de un Lévi-Strauss.

Lo primero que podemos decir, desde un punto de vista semejante a este autor, es que es un tipo de matrimonio permitido por las leyes virreinales vigentes, a diferencia de otros que estaban prohibidos.

Para entender esto debemos considerar una ley o estatuto que desde muy antiguo primó en la sociedad española, los estatutos de limpieza de sangre.

Esta concepción se basa en que es a través de la sangre que se heredan los principios éticos fundamentales como son el honor, el sentido del deber, la lealtad y otras características que se consideran propias del cristianismo católico.

Es necesario, además, distinguir que no es lo mismo el antijudaísmo que el antisemitismo. El primero es una consideración religiosa cuyos inconvenientes pueden subsanarse con una conversión. El segundo es mucho más grave, en tanto tiene que ver con lo racial. De este modo los judíos conversos no dejaban de ser peligrosos en tanto que, si se mezclaban, su “sangre baja o impura” degradaría a los verdaderos cristianos viejos.

Así es que, a fin de impedir esta contaminación, se implantó —para poder casarse, ocupar cargos importantes, ingresar en el ejército o en funciones eclesiásticas, estudiar en universidades importantes o simplemente trasladarse a América— comprobar la limpieza de sangre. Es decir, demostrar que por seis generaciones no se tenían antepasados judíos, árabes o de cualquier otra “raza baja o impura”, como se decía por entonces.

Domingo, que se había naturalizado español, tuvo que pasar esta prueba. Gracias a esto pudo venir a Buenos Aires, donde se casó con una niña en igualdad de condiciones de “pureza de raza”.

Si observamos los nombres de Domingo y María Josefa, es fácil verificar que son nombres de cuño católico, muy común entre los españoles: Domingo es el día en que los cristianos honran a su Dios, María es el nombre de la Virgen y Josefa es una transformación de José, su esposo.

Esta preferencia por nombres de carácter religioso lo podemos comprobar en los dieciséis hijos que tuvo la pareja. En todos los nombres de los hijos, menos en uno, están presentes los nombres de María o de José, o ambos. En nueve de ellos se repite el nombre de José y en cinco el de María.

De esta manera de nombrar a sus hijos, podemos deducir algunas conclusiones. La primera es que estamos en un medio cultural en que predomina el catolicismo. La segunda, que la familia está muy integrada a este medio y/o quiere afirmar su limpieza de sangre. No se nos escapa que esto se logra preferentemente gracias al nombre materno. Luego volveremos sobre este particular.

 

Si analizamos el nombre Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús, es fácil comprobar que todos estos nombres responden a las características ya señaladas: Manuel (derivado del hebreo Emmanuel) es uno de los nombres de Cristo, José el de su padre adoptivo, Joaquín el del padre de María y qué decir de la combinación del Corazón de Jesús.

Somos conscientes del carácter conjetural de nuestra tarea. Y además queremos advertir que nos permitimos tomar ciertos tipos de análisis psicológico inspirado en Freud o en Lacan. O bien, en otros conocimientos ancilares, como las neurociencias o las teorías de campo de Bourdieu.

Al utilizar este tipo de análisis, deseamos advertir que lo haremos libremente, en tanto nos sirva para entender ciertos procesos belgranianos, que es lo mismo que decir que no nos esforzaremos por hacer entrar a Belgrano en una supuesta ortodoxia propia de Lacan, ni reducirlo a meras ligazones sinápticas.

Pero consideramos, que antes, es necesario hacer algunas observaciones previas.

Al analizar el nombre Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano González, podemos detectar claramente que está dividido en dos zonas manifiestamente diferenciadas. Por un lado, los apellidos tanto paterno como materno; y por otro, el de los nombres de pila.

De los dos apellidos, el más importante parece ser el paterno, como en todos los casos, y esto se debe a la influencia del derecho romano en donde el páter familias era el centro alrededor del cual se organizaba la familia y por el cual se adquirían los derechos civiles. Y que a nosotros nos sirven para organizar generalmente las genealogías.

Es por este lado, que el apellido nos ubica en una perspectiva sincrónica; es decir, temporal e histórica.

Esto lo ha sabido captar muy bien Borges cuando en su poema Al hijo dice;

 

No soy yo quien te engendra. Son los muertos

Son mi padre, su padre y sus mayores;

son los que un largo dédalo de amores

trazaron desde Adán…


Por el lado del apellido materno, si aceptamos lo que hemos dicho más arriba, nos ubicamos en una perspectiva de simultaneidades o diacronías.

Desde el lado de los apellidos, como ya hemos visto, podemos llegar a establecer sus orígenes lingüísticos y armar el árbol genealógico.

 


Inspirados en Lacan tomamos de él la idea del Otro del gran Otro. Es decir, el concepto del nombre del padre, que para este autor es un lugar vacío en el que pueden caber múltiples significados, en donde se pueden dar los conocimientos y desde donde se impone la ley. Para nosotros, es el corredor por donde circula la novela familiar que se va elaborando de padre en padre. Es un lugar esencialmente simbólico y de carácter temporal, por donde se reciben un tipo de lenguaje (el diacrónico) ligado a lo temporal e histórico, a los valores tradicionales y a los relatos que configuran la novela familiar. Para nosotros es algo colectivo, que puede ir variando a lo largo del tiempo y cuyas secuencias pueden ser olvidadas o reemplazadas por otras.

Esta novela le aportará a los Belgrano, como veremos, la imagen de un antepasado mítico, guerrero y agricultor. Y un símbolo como el trigo, sinónimo de la belleza y la vida.

Lo que a continuación diremos tiene que ver con las características fundamentales de nosotros mismos en cuanto seres humanos. Los estudios de las neurociencias confirman que tanto las funciones diacrónicas como sincrónicas son posibles gracias a las sinapsis de nuestras neuronas, células que pueden generar lugares donde nuestros recuerdos quedan registrados.

De este modo, se posibilitan distintos tipos fundamentales de memorias, como la semántica y la episódica. Que se pueden articular con lo imaginario materno y lo simbólico paterno.

En cuanto a la madre, que para Lacan su función es esencialmente imaginaria, posee más bien un carácter espacial, que tiene que ver con el primer contacto del lenguaje que nombra lo inmediato, la casa-máquina para habitar (en el sentido le coubuseriano), la ropa, el orden en el hogar, la higiene personal, los ritos religiosos, etc.

Sin dudas, gracias a estos nombres, que la pareja puso a su octavo hijo, es que podemos comprobar mejor lo que venimos diciendo.

 

Luego de estas consideraciones, la clave más importante para nuestro propósito es analizar, siguiendo el árbol paterno, el origen del apellido Belgrano

Cuéntase que a mediados del siglo XVI uno de los duques de Saboya, llamado Manuel Filisberto, salió a recorrer sus dominios.

De pronto se encontró con un hermoso trigal sumamente cuidado. Le preguntó a un labrador de quién era ese lugar, a lo que el campesino le contestó:

—Es mío, señor.

—¿Siempre has sido agricultor?

—No, señor; antes fui soldado. Y el duque dijo:

—Feliz el país que tiene hijos como tú, capaces de defenderlo en la guerra y de enriquecerlo en la paz.

Y despidiéndose, agregó:

—Bel grano il tuo —aludiendo al esplendor de los trigales.

Aquellas palabras le deben haber sonado como una música al buen hombre, llamado Pompeyo, ya que decidió adoptarlas como apellido familiar, sin saber qué esa música sería historia.

Este suceso quedó en la tradición familiar como uno de sus orgullos, hasta tal punto que cuando crearon su escudo, en el siglo XVIII, el apellido aparece simbolizado en forma de tres espigas de trigo. Y si comparamos este escudo con el de otras familias españolas católicas, podremos comprobar que en estas no existen símbolos relacionados con la agricultura.

 

Escudo original y versión moderna


La pregunta que podemos hacernos ahora es: ¿Si la familia del padre de Manuel hubiese sido española, habría adoptado un apellido y un escudo semejantes?

Creemos que no. Veamos.

Es por todos sabido que durante muchos siglos convivieron en el territorio español las tres grandes religiones monoteístas. Es decir, los cristianos, los judíos y los moros.

Los cristianos y los árabes se dividieron el territorio organizando distintos feudos. No así los judíos, pues no hubo ningún feudo con tales características.

En general las tres religiones convivieron, no sin conflictos, pero se toleraron bastante hasta los Reyes Católicos. Los judíos se dedicaban a las tareas jurídicas, financieras y administrativas, los cristianos a la ganadería y los árabes a la agricultura.

Los feudos de los cristianos y el de los árabes estaban colocados unos frente a otros, habiendo entre ellos una franja de tierra, que a veces tenía hasta cien kilómetros. A esta franja se la denominó tierra de nadie. Por ella podía transitar cualquiera sin problemas. Los árabes se sirvieron de esta tierra para instalar sembradíos. Por otra parte, los ganaderos cristianos aprovecharon esta franja para movilizar sus ganados en busca de pastos naturales. Iban de norte a sur o viceversa, según las épocas del año.

Los ganaderos, para organizar estas tareas, habían creado un gremio, la Mesta. Y lograron de la corona el permiso para movilizarse. Cosa que provocó más de un inconveniente, ya que solían arrasar los sembradíos de los árabes.

Para solucionar este problema se establecieron rutas fijas, llamadas cañadas, que evitaban enfrentarse. Todo esto funcionó bien hasta que los Reyes Católicos expulsaron a los judíos y a los árabes. Hecho que provocó, entre otras cosas, la ruina de la agricultura española.

Y debido a estas medidas extremas, lo que hasta ese momento había sido una convivencia bastante aceptable, se transformó en odios raciales que derivaron en la vigencia de los estatutos de limpieza de sangre. Judíos y árabes pasaron a ser enemigos declarados o conversos sospechosos.

Teniendo en cuenta esto, es que nos aventuramos a decir que los españoles católicos jamás hubieran aceptado un apellido ligado a la agricultura, pues esta era la tarea de los, ahora, enemigos.

Pero no así para esta familia de origen italiano, los Belgrano, para quien un apellido semejante pasó a ser parte de su identidad, transmitida por la novela familiar, de generación en generación. Las consecuencias de este orgullo de familia, como veremos, fueron imprevisibles para sus contemporáneos, pero que nosotros trataremos de mostrar su importancia.

 

Desde ahora en adelante, deberemos internarnos en algunas características biográficas de Manuel Belgrano, que nos servirán para entenderlo mejor. Iniciamos, pues, la marcha que nos conducirá a una época de coincidencias que llamaremos zona Omega.

Como todos los niños pertenecientes a su clase social, aparte de aprender a leer y escribir, recibió una educación católica que lo llevó a cumplir con sus prácticas y sus ritos. Su principal biógrafo, el historiador Bartolomé Mitre, observa:

 

Belgrano creció en años y en inteligencia bajo el amparo del ala materna,

 

Luego ingresó en el Real Colegio de San Carlos. Allí, Manuel logró su título habilitante para ingresar en alguna universidad.

Este colegio había sido fundado por Vértiz, por entonces gobernador de Buenos Aires, debido al vacío educacional creado por la expulsión de los jesuitas. Sus materias eran el latín, la teología, la filosofía y la gramática. Su materia fuerte era la lógica, de duración anual. Aclaremos que esta lógica tenía que estar basada en la dialéctica platónica o en el silogismo aristotélico, con el agregado de algunas innovaciones o variantes medievales, como el tomismo.

Era norma de la época que los únicos que podían recibir educación eran los hijos varones de las familias notables y de raza blanca. Es decir, regían allí los famosos estatutos.

Esto tengámoslo en cuenta para lo que vendrá.

Sus padres decidieron mandarlo a estudiar a España. Allí ingresó en la Universidad de Salamanca donde se recibió de abogado, para luego doctorarse en la Universidad de Valladolid.

Tengamos en cuenta que en ambas casas de estudio regían los estatutos de limpieza de sangre desde 1522. A este respecto, Manuel no tuvo ningún problema.

Belgrano fue un alumno brillante que gozó de la plena confianza, tanto de la universidad, del gobierno, como de la Iglesia, dado que el papa Pío VI le otorgó el permiso para leer cualquier tipo de libros, incluidos los de los herejes.

En el tiempo de la estadía de Belgrano en España, en Europa se estaban dando cambios fundamentales que trasformarían el mundo. Los parisinos produjeron la llamada Revolución francesa bajo las consignas de libertad, igualdad, fraternidad.

Mientras tanto los británicos estaban desarrollando la revolución industrial.

Adam Smith
(1723-1790)

En economía se publicaron obras fundamentales, creadoras de esta ciencia. El escocés Adam Smith escribió La riqueza de las naciones, donde postula que el origen de dicha riqueza está en el trabajo, y expone la idea del libre comercio; habla de una mano invisible que guiaría la economía en beneficio de toda la sociedad. El francés François Quesnay, fundador de la fisiocracia, escribió Máximas generales del gobierno económico de un reino agrícola, proponiendo, en cambio, que esta fortuna tiene su origen en la naturaleza, especialmente en la agricultura, aunque coincide con Smith en la idea del libre comercio. Por su parte, otro francés y fisiócrata, Vincent Gournay, acuño la frase: laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar). Las regulaciones estatales, resultaban muy indeseables desde estos puntos de vista.

Belgrano nos cuenta en su Autobiografía:


Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también variación de ideas, y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad.

 

En las tertulias que solía frecuentar, se fue compenetrando del pensamiento de Campomanes, Jovellanos y otros liberales españoles.

Eran tiempos en que por todos lados se filtraban las ideas de Rousseau, Voltaire y Montesquieu. Según dice José ingenieros en La evolución de las ideas argentinas, no solo se estaban difundiendo por toda Europa, sino que iban llegando al país mediante un segundo contrabando, el de las ideas, en forma de libros introducidos clandestinamente por los masones.

François Quesnay
(1694-1774)

Pero a Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús le sucederá algo singular, que hará que descubra la recóndita clave de sus años, en el estudio de aquellas ciencias nuevas. La música de aquel Bel grano e il tuo que alguien había pronunciado hacia varios siglos atrás y que para su familia se había transformado en parte fundamental de su identidad. Gracias a su antepasado mítico halló perfecta correspondencia con las teorías de Quesnay.

Es aquí donde se da esa zona Omega que anunciáramos más arriba,

Desde 1786 a 1794 se van a fusionar en Manuel Belgrano la cultura que traía de América (incluidas sus ideas religiosas) con el derecho, las ideas del liberalismo francés y los conocimientos de las ciencias económicas.

La intención de utilizar estos saberes explicará todo lo que intentó hacer en el Consulado, que es, en definitiva, lo que marcó su ingreso en el campo político.

Fue la corona española, sin que él lo solicitara, quien le pidió que se hiciera cargo, de por vida, del Consulado del Río de la Plata.

Grande fue la tarea que se le presentaba y poco los recursos materiales disponibles. Pero, él contaba con medios propios, su capital simbólico o su hábitus, entendido en términos de Bourdieu.

 

Al referirnos a los saberes belgranianos debemos considerar cinco tipos: el religioso, el liberal francés, el militar, el jurídico y el económico. Del primero ya hablaremos más tarde. El segundo será el marco general que orientará toda su vida. Del tercero, él mismo nos informa de su ignorancia casi total en su Autobiografía. En cuanto al cuarto, si bien Belgrano nunca ejerció como abogado en forma privada, este saber le fue muy útil para el manejo técnico de sus funciones en el Consulado. Respecto del quinto, no cabe duda que su visión le llevó a adquirir conocimientos asombrosos sobre agricultura, que abarcan todos sus aspectos: desde el modo de sembrar o cómo usar los abonos, a la manera de distribuir las tierras en enfiteusis.

Al hacerse cargo del Consulado muy pronto notó dos cosas. La primera, que los únicos intereses que tenían los lugareños encargados del comercio era su propia ambición de comprar a cuatro para vender a ocho, como él afirma en su Autobiografía, a lo que podemos agregar la vinculación de la mayoría de ellos con el contrabando. La segunda, la falta de gente idónea para lograr sus fines.

 

Es aquí donde podemos hacer una disquisición que nos viene de las neurociencias y de la sociología y que tiene que ver con la toma de decisiones. En este caso, lo primero que se hace es el reconocimiento del medio, o dicho de otro modo el reconocimiento del campo, tal como lo concibe Bourdieu.

Que generalmente se presenta como constituido por un sistema de fuerzas en tensión, en donde hay una que sustenta la hegemonía, que, en este caso, como ya hemos señalado es el catolicismo y sus contenidos objetivos y simbólicos.

El joven Belgrano realiza este reconocimiento a partir de su hábitus logrado en Europa. Luego de esto se da la evaluación y luego la toma de una decisión. La pregunta que debemos hacernos es por qué decidió lo que decidió. Ya veremos.

De Quesnay, que era médico, había aprendido que los fenómenos económicos son, al igual que los del cuerpo humano, fenómenos dinámicos complejos. Cuyas partes se influyen mutuamente, como expone el francés en su famoso libro Tablas económicas.

Así es que, para Manuel Belgrano, su objetivo principal era el bien común, al modo liberal y no los fines individuales de la mayoría de sus conciudadanos. Por lo tanto, para él la economía fue una totalidad integrada por la agricultura, la industria y el comercio puestos al servicio de la comunidad.

Dijimos que Manuel Belgrano hubiese podido seguir otro camino más fácil, uno que no se opusiera al deseo de los ricos comerciantes. El no hacerlo, por supuesto, le trajo serios conflictos familiares. Aunque su padre, Domingo Belgrano, murió en 1795.

Domingo Belgrano, según demuestra Jorge Gelman en su libro De mercachifle a gran comerciante, era un hombre astuto, inteligente e inescrupuloso. Había logrado abrirse paso desde humildes funciones militares, pasando por otras oficiales administrativas hasta llegar a constituirse como una figura independiente bajo el rol de gran comerciante. Compraba y vendía desde medias, yerba mate, cueros, ganado, telas y principalmente esclavos. Había logrado una de las fortunas más grandes de Buenos Aires gracias al monopolio y sus vinculaciones con el contrabando. Era la encarnación perfecta de lo que su hijo, Manuel Belgrano, dice criticando a los comerciantes virreinales.

La figura del padre real, como suelen afirmar los lacanianos, no coincidía con lo recibido a través de la leyenda familiar paterna.

Don Domingo, aparte de ser un hombre de la misma laya que los demás comerciantes, se había involucrado en una estafa que lo llevó a la cárcel y a la pérdida, por una orden legal, de todos sus bienes. Si bien, tardíamente, pudo ser sobreseído y recuperar parte de su fortuna. Desde España, Manuel luchó decididamente a su favor en lo que tuviera que tramitarse allí.

 

Si consideramos lo que tiene que ver con lo inmediato, con el entorno y con sus usos, podremos comprobar que en Manuel Belgrano se dará un cambio de visión notable.

Según él mismo lo dice, su nombramiento como secretario del Consulado le causó una gran esperanza con lo que se podría hacer.

Las personas que encontró al volver eran sus familiares, sus amigos, y muchos de los que había conocido y tratado antes de marcharse.

Pero él comenzó a ver las cosas de un modo distinto a todos ellos. Su capital cultural y simbólico hizo que resignificase todo.

Percibió las carencias del campo al que ingresaba y pudo llegar a ver la realidad social de su momento y también someter a la crítica la figura de su propio padre. Y comprobar que su enorme fortuna no provenía de la agricultura en combinación con el trabajo, sino de especulaciones financieras, tanto legales como ilegales.

Dada su elaborada visión, lo primero que vio, con respecto al medio (y que debió afrontar), fue la carencia de saberes, habilidades y oficios.

Las enseñanzas impartidas por el colegio San Carlos no preparaban a nadie para las tareas administrativas que ahora se requerían. El silogismo no sirve para llevar una contabilidad o para diseñar un barco.

Si leemos, ya desde sus primeras Memorias, a las que estaba obligado rendir sobre su actividad en el Consulado a las autoridades españolas, vemos cómo sus ideas sobre la agricultura, la industria y el comercio le llevan a proponer la creación de escuelas de comercio, de dibujo técnico, de náutica, de matemáticas, de hilanza, acompañados de escuelas públicas gratuitas. Dice en su Autobiografía:

 

Me propuse al menos echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el orden mismo de las cosas las hiciese germinar.

 

Este fragmento es sumamente importante. En él, como vemos, se asume metafóricamente como un sembrador que arroja las semillas, capaces de dar frutos. Es notorio y evidente que estos frutos pueden ser eso que se cifra en su nombre, el decir: el trigo. Que toma ahora el significado de espléndidos logros futuros.

También podemos observar que esta germinación puede darse por causas externas imprevisibles, idea muy afín con sus ideas fisiocráticas. Por último, es indudable que aquí Manuel Belgrano se asume bajo una de las formas del padre mítico.

Este cambio de perspectiva es fundamental. No es solo un cambio moral sino un auténtico giro copernicano con la intención de instaurar nuevos paradigmas intelectuales, que superen la ideología oficial vigente, marcadamente encerrada en cánones conservadores católicos.

De lograrse esto, no solo se introducirían nuevos paradigmas culturales, sino que darían la posibilidad para que emerjan sujetos capaces de lograr los cambios reales.

Su capital simbólico le permitió reelaborar los conceptos de libertad e igualdad más allá de meras ideas románticas e individualistas y le posibilitó una visión real del campo en el que debía entablar su lucha. Dice en uno de sus escritos de 1810:

 

He visto con dolor sin salir de esta capital una infinidad de hombres ociosos en donde no se ve otra cosa que la miseria y la desnudez.

 

Para luego hablar de:

 

los miserables ranchos donde ve uno la multitud de criaturas que llegan a la edad de pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad.

 

Retengamos con particular atención este texto de la Memoria de 1797 del Consulado:

 

el sexo femenino, sexo en este país, desgraciado, expuesto a la miseria y desnudez, a los horrores del hambre y estragos de las enfermedades que de ella se originan, expuestos a la prostitución, de donde resultan tantos males a la sociedad, tanto por servir de impedimento al matrimonio, como por los funestos efectos con que castiga la naturaleza este vicio, expuesto a tener que andar mendigando de puerta en puerta un pedazo de pan para su sustento.

 

Si bien es cierto que estas nuevas perspectivas no son todavía revolucionarias, en su mente comienzan a darse oposiciones notables. Por un lado, su fidelidad a la corona española y por otro sus ideas renovadoras.

La prueba de lo primero lo comprobamos en el hecho que cuando los ingleses, en su primera invasión (1806), exigieron que tanto los funcionarios españoles como criollos juraran fidelidad a la corona inglesa, Manuel Belgrano se refugió en el Uruguay para no hacerlo.

En cuanto a lo segundo, vio como sus intentos renovadores fueron permanentemente rechazados por la oposición de sus compañeros (miembros del Consulado), por el Cabildo y por la misma corona española que comprendió lo peligroso de estos proyectos, a tal punto que le ordenó cerrar las escuelas que había logrado instalar.

Así es que la chispa de la independencia se fue abriendo paso en su mente, dado que de parte de los españoles nada podía esperar.

Es en este momento que comienza a encontrar apoyo en un grupo de jóvenes que habían sido ganados por las ideas renovadoras; logradas en algunos de ellos, por sus estudios universitarios, y en otros por ese contrabando cultural que ya mencionáramos.

En su primo Juan José Castelli —que sería su mano derecha en el Consulado—, en Mariano Moreno, Hipólito Vieytes, Domingo French, Antonio Berutti, Juan Larrea y otros, encontró colaboradores dispuestos a llevar adelante sus ideas. Y comenzaron a funcionar secretamente, al modo de los masones.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos no lograba más que fracasos.

No nos interesa aquí hacer el recuento de sus vicisitudes, sino mostrar su evolución subjetiva. Es por eso por lo que pasaremos a dar los siguientes testimonios.

Hay en su Autobiografía textos notables que nos permiten entrar en sus procesos mentales de un modo más profundo. Y que confirma nuestra observación anterior sobre los cambios:

 

he ahí que sin que nosotros hubiésemos trabajado para ser independientes, Dios mismo nos presenta la ocasión con los sucesos de 1808 en España y en Bayona. En efecto, avívanse entonces las ideas de libertad e independencia en América y los americanos empiezan por primera vez a hablar con franqueza de sus derechos.

 

Y también:

 

Mas si se recuerda el deplorable estado de nuestra educación, veo que todo es una consecuencia precisa de ella, y sólo me consuela el convencimiento en que estoy, de que siendo nuestra revolución obra de Dios, él es quien la ha de llevar hasta su fin, manifestándonos que toda nuestra gratitud la debemos convertir a S. D. M. y de ningún modo a hombre alguno.

 

En estos textos vemos cómo sus ideas religiosas están presentes. Que según nuestra interpretación tiene que ver, como ya señaláramos, con el aporte materno.

Sí. Belgrano fue un hombre religioso, apegado a las formas rituales del culto, hasta el grado de instaurar en sus tropas prácticas muy estrictas de moral y liturgia. Llegó a nombrar a la Virgen, generala de su ejército. Con lo cual está en consonancia con la primera forma de protección materna.

Pero si observamos detenidamente esto, veremos que su idea de Dios no es la misma que la aprendida en su infancia, en la que este Dios estaba casi siempre al lado de los reyes y de los padres. El Dios de Belgrano es un Dios democrático que quiere la libertad del hombre y mueve sus hilos para favorecerlo. Es un Dios abstracto y activo. Ya veremos cómo bajo la forma de Jesús tendrá otra importancia.

No hay ninguna dificultad, entonces, en afirmar que su Dios es el Dios que conciben las logias masónicas.

En cuanto a su idea de igualdad la podemos comprobar en su propuesta de crear una monarquía encabezada por un inca.

Nos queda por contestar por qué Belgrano eligió enfrentarse al régimen español y, en consecuencia, a su padre real.

Imaginemos que al ocupar su cargo en el Consulado se hubiese adaptado a los deseos de no innovar, que en definitiva era lo que casi todos querían.

Sus conocimientos musicales y literarios, su elegancia y sus relaciones familiares, le daban las condiciones para ser uno de los jóvenes más brillantes y codiciados por las niñas casaderas y sus familias de similares condiciones raciales.

Hubiese podido muy bien integrarse plenamente al mundo de su padre.

En este caso hubiese tenido que echar por la borda todos sus ideales de juventud y todos los saberes adquiridos de economía, de agricultura y de política liberal. Sus conocimientos de derecho le hubiesen bastado para dirimir pleitos menores que no chocasen con los fundamentos del régimen vigente. Por ese camino hubiese llegado a ser mucho más rico que su padre.

Es evidente que el joven Manuel no transitó por ese camino. Su inteligencia y su formación intelectual lo predisponían para otra cosa. Prefirió frecuentar lugares pequeños y secretos, como la jabonería de Hipólito Vieytes, donde se reunían para conspirar.

Pero, aquí se hace necesario mencionar un factor que, junto a los otros, va a marcar toda su vida. Traía de Europa una enfermedad fatal que contribuyó a que toda su vida social se viera afectada, y que con frecuencia le obligaría a tomar largas licencias por enfermedad. Distinguidos médicos locales como Miguel O’Gorman y el licenciado José Ignacio Atocha, el 16 de noviembre de 1796, diagnosticaron su afección como vicio sifilítico, prescripción que hasta hoy se sigue discutiendo.

Pensemos lo que puede sentir alguien afectado con semejante diagnóstico, independiente o no de que sea verdadero o falso. Seguramente culpa, miedo y vergüenza, que lo llevarían a apoyarse en la religión como modo compensatorio. Recordemos el fragmento de la Memoria de 1797.

Lo cierto es que Belgrano padeció enfermedades a lo largo de toda su vida.

 

Aquí es donde debemos hacer nuevamente un alto reflexivo.

Trataremos de ahora en más, de mostrar como su nombre pudo haberle dado un reconocimiento de sí mismo, a la manera de un espejo

Las neurociencias nos dicen que en toda toma de decisiones entran dos factores, uno de carácter emocional y otro de carácter racional. Visto de este modo resulta clara la situación de Belgrano: por un lado, los temores y sentimientos creados por su enfermedad y, por otro, su inteligencia y todo lo aprendido en Europa.

Ya hemos visto cómo a partir de su hábitus pudo evaluar la situación que encontró en Buenos Aires a su regreso y lo que se propuso para superarla.

Ya hemos visto, también, su concepción de Dios, transformada por las ideas liberales y masónicas.

Lo que debemos tener en cuenta, ahora, por el lado de lo divino es su adhesión a una forma femenina, como es el culto a María.

Lo que vamos a exponer en este momento tal vez no resulte tan extraño si recordamos el caso de Freud conocido como Botticelli-Signorelli, al cual me remito, pues juegan allí factores que tienen que ver con las relaciones de los nombres entre sí, sus desplazamientos, reemplazos y construcción de significados.

María es el nombre de su madre. A quien, por su segundo nombre, Josefa, él se halla ligado también por su segundo apelativo: José.

Así es que por José está ligado lingüísticamente a la función primaria materna que corresponde a la etapa preedípica.

Pero esta madre real y de función protectora se verá desplazada en la batalla de Tucumán por la María celestial y guerrera.

¿A qué se debe esta transposición anagógica de la función materna? Sin duda a la necesidad de amparo provocada por el peligro de muerte.

Ya hemos visto cómo la figura del padre, sometida a los análisis que le permiten hacer su hábitus, resulta una figura negativa. Totalmente opuesta a la del antepasado mítico.

La relación de Belgrano con el culto a María le viene desde la infancia. Sus padres estaban ligados a la orden de los dominicos, a cuyo terciarios su padre y él pertenecieron y que, como se sabe, esta orden es una de las propagadoras del rosario, práctica eminentemente mariana.

A su regreso a Buenos Aires todas las sesiones del Consulado que presidió se iniciaban bajo la advocación de María.

Siempre que pudo, destacó su aspecto maternal y sobre todo el carácter mediador que ella tiene frente a su Hijo Jesús.

 

En cuanto a sus funciones militares, ya hemos señalado su exagerado celo religioso, que consistía en imponer a sus soldados una moral que excluía el trato con mujeres, el juego y el alcohol. Y entre otras prácticas religiosas impuso el uso de escapularios y el rezo del rosario.

"Batalla de Tucumán"
de Francisco Fortuny

La batalla de Tucumán tiene un valor especial porque gracias a ella alcanza su máxima manifestación visible algo que viene sucediendo en Manuel Belgrano.

En Jujuy, ante la precariedad de sus fuerzas, ha ordenado retroceder. Pío Tristán, el general al que debe enfrentar, posee una fuerza de más de 3000 hombres y él apenas 1500.

Es así como los realistas comienzan una persecución que concluirá el 24 de septiembre de 1812, día de la Virgen de la Merced, cerca de la ciudad de Tucumán. Cosa notable, en esta fecha se cumple un aniversario de la muerte de su padre.

Belgrano, según cuenta la tradición, estuvo orando largo tiempo ante el altar de la Virgen pidiendo la realización de un milagro. El historiador Vicente Fidel López confirma en el tomo IV de su Historia de la República Argentina:

 

El general Belgrano, católico ejemplar que creía en la divinidad y en los milagros de la Virgen de las Mercedes, pero que no era clerical ni ultramontano, sino realista y patriota…

 

La batalla tuvo un desarrollo donde no faltaron hechos extraños, como la aparición de una oleada de langostas, que en un momento cubrió totalmente el cielo. Pero, debido a los errores tácticos de ambas partes, el resultado fue sorprendente.

Pío Tristán, creyó, como era lógico, haber triunfado y Belgrano tuvo la certeza de haber sido vencido. Pero ambos estaban equivocados. A medida que los oficiales venían con noticias, se pudo comprobar que el triunfo había favorecido al ejército patriota.

 A los pocos días Belgrano organizó una ceremonia ante la imagen de la Virgen, ceremonia en que la nombró generala de su ejército y le depositó su bastón de mando. Y según cuentan testigos se le oyó decir que el triunfo había que agradecérselo a la Virgen y no a él. Como era natural que así sucediera.

No escapará a los lacanianos las múltiples posibilidades interpretativas de este acto. Incluido un sentido fálico. Nosotros tomaremos para nuestra interpretación que, así como antes de la batalla de Tucumán rogó por un milagro, durante toda su vida esperó algo similar con respecto a su enfermedad. Que dado el conflicto con la figura paterna se encausó por el lado materno. De no ser así podía haber optado por figuras masculinas como la de Cristo o de los santos. Y es aquí donde el carácter de espejo de los nombres alcanza su más alta función especular.

Cristo aparece dos veces en su nombre: en Manuel y en del Corazón de Jesús.

Fue el profeta Isaías quien en el Antiguo Testamento anunció:

 

por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarás Emanuel. (Is. 7: 14)

 

Y en el Evangelio de Mateo encontramos:

 

Y dará a luz un hijo, y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: he aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y lo llamarás Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. (Mat. 1: 21 a 24)

 

Si bien es cierto que los dos nombres, en la versión católica, son sinónimos y se refieren a la misma persona, los teólogos consideran sin embargo que Emanuel hace referencia al carácter mesiánico y Jesús a su calidad más de persona.

Visto de esta manera podemos decir que estos nombres fueron el espejo que tuvo Belgrano para constituirse,

Por el lado de Emanuel se forjará como un mesías, pero no en el sentido cristiano, sino a la manera judía para la cual un mesías es un hombre especial, cuya misión es liberar a su pueblo de la servidumbre extranjera.

En cuanto al nombre de Jesús, podemos decir que en esta imagen está representado todo su drama. No es la imagen del Mesías cristiano, es la imagen de un ser doloroso cuyo corazón esta coronado de espinas, sin dudas metáfora de sus sufrimientos.


Una pregunta que nos parece pertinente es cómo pudo llegar, Belgrano, a conocer estos nombres y sus probables sentidos. En primer lugar, por el ámbito familiar, que a su vez lo debe haber tomado de las órdenes o organizaciones religiosas del lugar.

No es raro que alguna vez haya preguntado o le hayan explicado el porqué de estos nombres, especialmente el de del Corazón de Jesús.

Veremos, entonces, cómo, desde su casa a la universidad pudo tener esos conocimientos. No olvidemos que en el colegio San Carlos se estudiaba latín y teología y por último el tema de los nombres en Salamanca era o había sido un tema que circulaba por allí.

Uno de sus más famosos doctores había escrito una obra al respecto.

Nos referimos a fray Luis de León y a su tratado De los nombres de Cristo.

La figura de Fray Luis nos resulta particularmente interesante por ser un converso y por ser traductor al castellano del libro del Cantar de los Cantares. Por lo cual fue denunciado ante la Santa Inquisición y puesto en prisión durante cinco años, porque estaba prohibido traducir y leer la Biblia en español. La Biblia debía ser leída en latín por gente culta y autorizada. Pero el hereje Lutero la había traducido al alemán, con lo cual podían leerla gentes del común sin formación que seguramente podrían interpretarla de cualquier modo. De aquí en adelante la iglesia prohibió en todos los países las traducciones vernáculas. Las penas fijadas por la Inquisición fue la de quemar por herejes a los traductores y poseedores de los textos. No obstante, comenzaron a circular versiones clandestinas.

Sabiendo esto podemos calcular las posibilidades que pudo tener Belgrano para llegar a saber sobre sus nombres.

Los mismos constan de tres términos: Manuel, corazón y Jesús.

La unión de corazón y Jesús no cabe duda de que fue realizada por su familia en la infancia, tal vez, mediante el relato de sus apariciones a santa Margarita en 1673, en donde Jesús mostraba su corazón doliente, del que había brotado agua y sangre.

La unión de Manuel y Jesús fue más tardía, para lograrlo tuvo que conocer el texto de Mateo que ya citamos. En este caso las posibilidades son tres: 1) o lo leyó en la Vulgata (con su latín aprendido en el colegio San Carlos); 2) o, en alguna versión castellana por entonces clandestina (vgr. la de los jerónimos Reina-Valera, Ámsterdam, 1602); 3) o bien alcanzó a leer la del benedictino Anselmo Petite. Esta última traducción al castellano (autorizada el 7/1/1783 por la Inquisición) fue publicada en Valladolid por Vda. de Santander en 1785, un año antes de su llegada a España. De todos modos, recordemos que tendría autorización papal de leer libros herejes desde el 11/7/1790 o, mejor dicho, desde agosto de 1790 cuando recibió el documento vaticano.

No sabemos, a ciencia cierta, si Belgrano pudo llegar a integrar Manuel y Jesús, pero sí es altamente probable que la figura del Jesús doliente lo haya impactado.

 

En cuanto al texto De los nombres de Cristo, recordemos que en esta obra el eminente poeta y teólogo descifra catorce de los nombres de Cristo con que se lo designa en las escrituras.

Quienes quieran aventurarse en la lectura de este texto se encontrarán que es una obra de capital importancia y que ha influido poderosamente en el desarrollo posterior.

Luis de León era un cristiano nuevo. Por lo tanto, no escapará a nadie que está influido por la cábala judía en donde el problema de los nombres es de capital importancia, especialmente el nombre de Dios,

Pero no solo este nombre le preocupa a fray Luís, sino también el nombre secreto de los hombres. En el libro del Apocalipsis (Ap. 2:17) encuentra un fundamento. Escribe:

 

Y por esto dice San Juan, en el libro del Apocalipsis, que Dios a los suyos en aquella felicidad, además de que les enjugará las lágrimas y les borrará de la memoria los duelos pasados, le dará a cada uno una piedrecilla menuda, y en ella un nombre escrito, el cual sólo el que la recibe le conoce.

 

Como varios sospecharán, su influencia sobre Borges es notoria. Y por lo tanto se podrá comprender mejor el título de este trabajo y su epígrafe borgeano.

 

Ahora podemos entrar de lleno a tratar de comprender los procesos que determinaron la conducta de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano González.

Como hemos visto son múltiples los factores que hemos tratado de rastrear y muchas las preguntas que podríamos hacernos. Pero elegiremos tan solo algunas que consideramos fundamentales.

Factores que tienen que ver con lo psicológico, lo familiar y lo histórico

Desde lo psicológico podemos preguntarnos qué hubiese pasado si Belgrano no hubiese tenido los sentimientos de culpa, miedo y vergüenza que lo aislaron del galanteo normal que su medio le ofrecía con fáciles conquistas o con fines matrimoniales. No obstante, Manuel Belgrano tuvo dos hijos, ni ellos ni sus madres tuvieron huellas sifilíticas, lo cual da pie para que algunos aleguen que ese no era el origen de su enfermedad, pero hay otros, fundamentando razones médicas, opinan lo contrario. Lo innegable es que esos amores y esos hijos fueron secretos. Lo cierto es que la enfermedad lo acompañó durante toda su vida.

Desde el punto de vista familiar qué hubiera sucedido si su familia hubiese sido española, gente de a caballo, para quién la agricultura era propia de gentes sin linaje.

¿Qué hubiese sucedido históricamente si en España se hubiesen impuesto las ideas de Campomanes y Jovellanos, y todos sus proyectos hubiesen sido aprobados?

 

Teniendo como trasfondo estas preguntas es que podemos intentar dar una respuesta.

El hecho de pertenecer a una familia italiana con una leyenda o historia donde el fundador y creador del apellido tiene como características ser soldado y agricultor, lo preparó para aceptar plenamente las teorías económicas de Quesnay; a las que unió las teorías de Adam Smith, las teorías liberales de la Revolución francesa y el derecho que configuraron su hábitus, que le permitió reconocer la realidad no solo social sino también familiar.

Por otro lado, la enfermedad que traía, que determinó un diagnóstico tan contundente, acertado o no, lo preparó para una vida más bien aislada o solitaria y cuidadosa en cuanto al trato femenino. Y lo inclinó a buscar en la religión una solución para su problema.

Su notorio conflicto con la figura paterna real, tan distinta del arquetipo, lo indujo a buscar ayuda en el culto a la Virgen María. Lo confirma Vicente Fidel López cuando dice:

 

El general Belgrano, católico ejemplar que creía en la divinidad y en los milagros de la Virgen de las Mercedes.

 

Una alternativa que pudo optar, desde el principio, fue apoyarse en su enfermedad para hacer lo mínimo e integrarse a la sociedad tal como estaba. Pero eligió lo contrario. Avalado por el arquetipo ideal prefigurada por lo dicho por aquel otro Manuel (Feliz el país que tiene hijos como tú, capaces de defenderlo en la guerra y de enriquecerlo en la paz), se determinó a asumir su rol militar cuando fue necesario, con la esperanza que los trigales florecieran en su patria.

Así como la batalla de Tucumán nos lo ocultan y revela, hay otro momento significativo que nos lo mostrará tal como es.

Meses antes de los acontecimientos de Tucumán, a Belgrano le habían encargado la custodia del río Paraná. Así es que se instaló en la Villa del Rosario. No escapará a nadie la connotación religiosa que este lugar puede tener para él, de un modo consciente o inconsciente. Y fue precisamente en este lugar en donde rompió definitivamente con España y todo lo que ella representaba. Un 27 de febrero izó por primera vez la bandera argentina. Y como si fuera poco creó dos baterías cuyos nombres son el mejor manifiesto político, que hasta hoy nos alcanza; Libertad e Independencia.

 

A modo de conclusión

Decíamos más arriba que la relación de un nombre con lo nombrado podía ser una relación mágica, de tal modo que un nombre al ser manipulado le daba al manipulador un poder, como postula la cábala. También mencionamos la teoría de que no hay ninguna relación entre el nombre y lo nombrado.

Pero asimismo mencionamos una tercera posibilidad que habría de ser la teoría de que los nombres son configuraciones diacrónico-sincrónicas, que sería la adoptada por nosotros.

Así es que lo largo de nuestro trabajo hemos tratado de mostrar cómo los nombres pueden influirnos de múltiples maneras en los procesos mentales o cómo también pueden llegar a contribuir en la marcha histórica gracias al pensamiento y la acción de los hombres.

Con Manuel Belgrano hemos tenido la oportunidad de encontrar un caso excepcional.

Por la etimología de su apellido y todo lo referente al arquetipo ancestral, transmitido por su familia, pudo llegar a conocer y aceptar como suyas las teorías económicas y sociales de su época. Por el lado de la unión de los significantes Corazón y Jesús, pudo reconocerse enfermo. Por el lado de la unión de lo significantes Manuel y Jesús, es probable que haya logrado unirlos. No lo sabemos. Lo que sí es cierto es que en el significante Manuel se cifra su parte militar y en Jesús su lado sufriente. Y ambos unidos a Belgrano nos muestran las claves para entender su vida y la magnitud de su esperanza representada en las tres espigas de su escudo familiar.

Comenzamos borgeanamente, con humildad queremos terminar de la misma manera.

 

Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en el nombre Belgrano está Belgrano

que nos marca el camino con su trigo.

 

 

Fuentes orales

González, Rosa. Mi abuela materna, que me contaba la historia del alférez Francisco González, su abuelo, que había sido soldado de San Martín en todas sus campañas.

Llorca Bosco, María Isabel. Mi esposa, la memoria viviente de la familia Bosco, a quien los familiares suelen pedirle información sobre los parentescos.

Romano, Agustín. Mi padre, que solía contarme sobre el origen de nuestro apellido, que le había contado su padre.

Romano, Mariano. Mi abuelo, que con frecuencia hablaba de que su padre y su abuelo habían sido de los carbonari siciliani (carbonarios sicilianos); que yo, en mi inocencia, creí que eran de oficio carboneros. Mucho más tarde, me enteré que eran miembros de una sociedad secreta revolucionaria de tipo masónica.

Seguidamente, ofrezco una bibliografía de consulta, señalando que me fue de mucha ayuda la colaboración de mi amigo Héctor Zabala.

Agustín Romano

 

Biblografía

• Aristóteles. Analíticos (Madrid, Aguilar, 1967).

• Belgrano, Manuel. Escritos Económicos (Buenos Aires, Hyspamèrica, 1988).

Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento; varias versiones: José Miguel Petisco y Félix Torres Amat, Madrid, Apostolado de la Prensa, 1943;  Eloíno Nácar y Alberto Colunga, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1960; Casiodoro de Reina / Cipriano de Valera, Buenos Aires, Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960; Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras, Pennsylvania, Watch Tower Bible and Tract Society, 1987).

• Borges, Jorge Luis. Obras completas (Buenos Aires, Sudamericana, 2011).

• Bourdiau, Pierre. Las estrategias de la reproducción social (Buenos Aires, Siglo XXI, 2011).

• Carroll, Lewis. Obras completas (con Prólogo de Jorge L.Borges, Buenos Aires, Corregidor, 1976).

• Catuara Solarz, Silvina. Las neuronas espejo: aprendizaje, imitación y empatía (Barcelona, Salvat, 2019).

• Cela, Camilo y Ayala, Francisco. El cerebro moral. Las claves cerebrales de los juicios éticos (Barcelona, Salvat, 2019).

• Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha (Barcelona, Ed. Juventud, 1944).

• Colacilli de Muro, María Angélica / Colacilli de Muro, Julio César. Elementos de lógica moderna y filosofía (Buenos Aires, Estrada, 1978).

• Cotrufo, Ticiana y Ureña Bares, Jesús. El cerebro y las emociones. Sentir, pensar, decidir (Barcelona, Salvat, 2019).

• De León, fray Luis. De los nombres de Cristo (Madrid, Cátedra, 1977).

• De Saussure, Ferdinand. Curso de lingüística general (Buenos Aires, Losada, 1945).

• Dierssen, Mara. ¿Cómo aprende (y recuerda) el cerebro? Principios de la neurociencia (Barcelona, Salvat, 2019).

• Eco, Umberto. El nombre de la rosa (Barcelona, Lumen, 2005).

• Foucaul, Michel. Las palabras y las cosas (Buenos Aires, Siglo XXI, 1968).

• Frege, Gottlob. Estudios sobre semántica (Barcelona, Orbis, 1984).

• Freud, Sigmund. Obras completas (Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1978).

• García García, Emilio. Somos nuestra memoria (Barcelona, Salvat, 2018).

• García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad (Buenos Aires, Sudamericana, 1967).

• de Andalucía Gelman, Jorge. De mercachifle a gran comerciante: los caminos del ascenso en el Río de la Plata colonial (Huelva, Universidad Internacional, 1996).

• Ingenieros, José. La evolución de las ideas argentinas (Buenos Aires, El Ateneo, 1951).

• Joignant, Alfredo. Hábitus, Campo y capital, elementos para una teoría general del capital político (www.alfredojoignann.cl).

• Lacan, Jacques. De los nombres del padre (Buenos Aires, Paidós, 2005).

• Lacan, Jacques. Seminario 1: Los escritos técnicos de Freud, 1953-54 (Barcelona/Buenos Aires, Paidós, 1981).

• Lacan, Jacques. Seminario 4: La relación de objeto, 1956-57 (Buenos Aires, Paidós, 1994).

• Lacan, Jacques. Seminario 5: Las formaciones del inconsciente, 1957-58 (Buenos Aires, Paidós, 1999).

• Lacan, Jacques. Seminario 9: La identificación, 1961-62  (Buenos Aires, Paidós, 1988).

• Lacan, Jacques. Seminario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, 1964 (Buenos Aires, Paidós, 1995).

• Lacan, Jacques. Seminario 16: De un Otro al Otro, 1968-69 (Buenos Aires, Paidós, 2002).

• Lacan, Jacques. Seminario 21: Los desengañados se engañan o los nombres del padre, 1973-74 (Buenos Aires, Paidós, 1999).

• Lévi-Strauss, Claude. Las estructuras elementales del parentesco (Barcelona - Buenos AIres, Paidós, 1969).

• Lojo, María Rosa. Árbol de familia (Buenos Aires, Sudamericana, 2011). 

• López, Vicente Fidel. Historia de la República Argentina. Su origen, su revolución y su desarrollo político hasta 1852 (Buenos Aires, Librería La Facultad, 1911). (Disponible en Internet)

• Manes, Facundo. El cerebro humano. El desarrollo de nuestro cerebro (Buenos Aires, Clarín, 2016).

• Manes, Facundo. El cerebro humano. La ciencia de la inteligencia (Buenos Aires, Clarín, 2016).

• Manes, Facundo. El cerebro humano. La ciencia de la memoria (Buenos Aires, Clarín, 2016).

• Manes, Facundo. El cerebro humano. La ciencia de la toma de decisiones (Buenos Aires, Clarín, 2016).

• Mariño, Xurxo. El misterio de la mente simbólica. Cerebro, lenguaje y evolución (Barcelona, Salvat, 2019).

• Mitre, Bartolomé. Historia de Belgrano y de la independencia argentina (Buenos Aires, El Ateneo, 2014).

• Moreno Bote, Rubén. ¿Cómo tomamos decisiones? Los mecanismos neuronales de la elección (Barcelona, Salvat, 2019).

• Pereda Pérez, Inmaculada. El mapa del cerebro. Un paseo anatómico por la máquina de pensar (Barcelona, Salvat, 2019).

• Platón. Diálogos II: Gorgias. Menéxeno. Eutidemo. Menón. Crátilo (Madrid, Gredos, 1987).

• Quesnay, François. El Tableau economique y otros escritos fisiócratas (Barcelona, Fontamara, 1974).

• Russell, Bertrand. El conocimiento humano (Barcelona, Planeta-Agostini, 1992).

• Shakespeare, William. Romeo y Julieta (Madrid, Aguilar, 1951).

• Smith, Adam. Riqueza de las naciones (Barcelona, Bosch, 1955) [Traducción de An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones)].

• Wittgenstein, Ludwig. Tractatus logico-philosophicus - Investigaciones filosóficas (Madrid, Gredos, 2017).

• Sobre la tradición del origen del apellido Belgrano, ver:

http://eldespertadorteofilantropico.blogspot.com/2009/06/bel-grano-il-tuo.html

 

Currículo de Agustín Romano en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 26:

http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2016/09/

Email: polis_literaria@yahoo.com.ar


 

 

Nuevos colaboradores

 

MOISÉS MAYÁN FERNÁNDEZ


(Holguín, Cuba, 1983). Poeta, narrador y editor. Licenciado en Historia y egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2003). Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), entidad con fines culturales y artísticos, y de la UNEAC. Desarrolla también una importante tarea a través de sus escritos evangelizadores al público cristiano de Cuba y del mundo. 

Aparece en la selección de jóvenes narradores holguineros, Memoria de los otros (Ediciones La Luz, 2006), y en las antologías Rapsodia para el Che (Ediciones Capiro, 2007), El Sol Eterno (Ediciones La Luz, 2009), Como el fuego que está siempre (Editorial CE-CIC, 2009), Ciudades bajo un mismo cielo (Ediciones La Luz, 2010), Antología de la nueva poesía cubana 1970-2010 (Perú, Elefantes Editores, 2010), El sagrado silencio del valle (Canadá, Hidden Brook Press, 2010), La isla en versos: cien poetas jóvenes cubanos (Ediciones La Luz, 2011) y en el disco El sol eterno (Ediciones La Luz, 2010).

 

Obras:

Fábula del cazador tardío (Ediciones La Luz, 2007).

El monte de los transfigurados (Ediciones El mar y la montaña, 2009).

Cuando septiembre acabe (Ediciones La Luz, 2010).

El cielo intemporal (Ediciones Holguín, 2013).

Raíz de yerba mate (Casa Editorial Cuadernos Papiro, 2015).

Estética de la derrota (Ediciones Ancoras, 2017).

El factor discriminante (Casa Editora Abril, 2019).

Mentalidad de enjambre (Ediciones Matanzas, 2019),

Carga al machete (Ediciones El Mar y la Montaña, 2019).

 

Premios:

Mención en el Premio David de la UNEAC (2007), Premio de Poesía Ciudad del Che (2007 y 2013), Premio de cuento “Batalla de Guisa” (2009), Primer Premio Gastón Baquero de Poesía (2010), Premio X Juegos Florales, de Poesía (Matanzas, 2011), Premio de la Ciudad de Holguín, de Poesía (2012), Premio Mangle Rojo (2017), Premio Regino Boti (2008 y 2018), Premio Manuel Navarro Luna (2018), Premio Calendario (2018), Premio José Jacinto Milanés (2018), Premio La Gaceta de Cuba (2019), Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara (2019), Premio Fundación de la Ciudad de Nueva Gerona (2019).

 

moisesmayan@gmail.com

 

 

 

ZULMA ESTHER PRINA


Reside en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Escritora. Profesora de Música y Danzas Folklóricas Latinoamericanas. Musicóloga. Profesora en Letras (Universidad de Buenos Aires - UBA). Mgtr. en Análisis del Discurso (UBA) y en Literatura para Niños (Universidad Nacional de Rosario - UNR). Estudios de investigación en LIJ y en la UNR con apoyo CONEAU. Y en Literatura Hispanoamericana (UBA).

Es profesora de Oratoria y Lectura Comprensiva en la U.M. Dicta cursos de capacitación para directivos y especialistas. Publicó veintisiete libros de ensayo, novela y poesía. Participó con artículos de investigación en antologías. Colabora en las Revistas: Int. de Estudios Literarios “Impossibilia” como revisora externa y en revistas de educación y literatura en su país y en España. Da conferencias y talleres en la Argentina y el exterior.

Expresidente, miembro de honor y de número de la Academia Argentina de Literatura Infantil Juvenil (AALIJ). Miembro de FACRA, Federación Arte y Cultura de la República Argentina, Representante en Buenos Aires de América Madre, Escritores por la Paz.

Coordina el programa “Una mirada en el tiempo” en AM 1010 Onda Latina www.zulmaprina.com.ar

zulmaprina@gmail.com

 

 

 

VIVIANA DÍAZ


Nació el 28/2/1966 en Olivos, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Reside en Londres, Provincia de Catamarca, desde el año 2017.

Profesora en Letras por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Tallerista. Diplomada en Metodología de las Ciencias Humanas por la UBA. Ponencista y tallerista en congresos efectuados en Argentina, Perú, México, Ecuador y Costa Rica en torno a la lecto-escritura. Integró los comités organizadores de diversos congresos de la lengua.

Fue profesora de lengua desde 1986 a 2008 y ocupó diversos cargos directivos en instituciones educativas. Miembro de la SADE, así como de varias entidades literarias y culturales nacionales e internacionales.

Trabaja en la promoción de la lectura desde el año 1986 en bibliotecas y congresos a nivel nacional e internacional.

Creó los siguientes talleres de escritura, entre otros: Introducción a la narración oral, Estilísticamente hablando, Introducción al cuento policial, Juegos de escritura, El personaje, Intertextualidad: desde dónde hasta cuándo.

 

Obras:

• Al escribir proponte: no que alguien te llegue a entender, sino que nadie te deje de entender, abril 1990 [1]

Propuestas sobre ortografía, 1993

Redacción administrativa, 1996

Con la lengua afuera, agosto 1996 [2]

Pautas para la organización del 3er. Ciclo de la Educación General Básica, diciembre 1997 [3]

Apéndices estructuralistas, febrero 2000

Lectura y comprensión de textos, marzo 2000

Aprendiendo la Lengua 7, marzo 2000

Leer con todo 7,8 y 9, antologías, marzo 2000 [4]

Situándonos en la comprensión lectora, septiembre 2000

Un poco de todo (7º año), Un poquito de todo (8º año), De todo un poco (9º año), antologías, marzo 2001 [1]

Estrategias de Lectura, material trabajado en taller docente para EGB 1 y 2, agosto 2001

Escuchar la lengua 7, febrero 2002

• Módulos para la enseñanza de la Lengua de 3er Ciclo: Conociendo nuestro idioma, Enfrentando la literatura, Prácticas del lenguaje 7,8 y 9

Indefectiblemente. Lírica, 2008. Declarada de interés municipal y provincial

Mi vida sin Ti. Lírica, marzo 2010

Continuidad del ser, agosto 2011

Aciertos y desaciertos, mayo 2013

El silencio de la Patagonia y otros relatos, diciembre 2014

Espacios de aquí y de allá, noviembre 2016

Tadeo, el de las pailitas, cuento infantil, 2017

Lourdes, la de la almohada pegada, 2019

• Integra las antologías de Escritoras patagónicas (Encuentro de Escritoras de Vista Alegre, Neuquén, 2015), En alas del viento (U.N. de la Patagonia San Juan Bosco, julio 2017) y la de Editorial CEN, 2017

 

Premios y nominaciones:

• Julio 2007. Participó en el 16º Certamen Nacional —Poesía y Narrativa— de Zona Editorial. Sus obras fueron seleccionadas y publicadas en la Antología Nacional, Poesía y Narrativa. Vida y obras.

• 4/11/2009, declarada Indefectiblemente de interés municipal (Res. 699/09 - 023/09, H.C.Deliberante de Pico Truncado.

• 28/12/2009, declarada Indefectiblemente de interés provincial y educativo (Decl. 193/09, H.C.Diputados de Prov. Sta. Cruz).

• Miembro de la Comisión organizadora del IX Congreso de Comprensión Lectora Costa Rica 2016 con su trabajo de investigación El espacio que somos.

• 2017. Embajadora cultural de Fundación Yatay, Perú.

• 2017. Miembro Destacado de SADE Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires, Argentin.

• 2018. Participó en la Feria del Libro de Huancayo y trabajó ad honorem en la Cátedra de Pedagogía de la U.N. del Centro del Perú.

• 2019. Ciudadana ilustre de Ecuador.

• 2019. Participó en México en la Caravana Literaria (promoción y animación de la lectura en los CCH dependientes de la UNAM).

 

[1] con Vilma Beroiza.

[2] con Adriana Nolasco

[3] con otros autores

[4] con Vilma Beroiza y Ángela Gentili

 

vivianadiaz8@hotmail.com

https://escritoravivianadiaz.blogspot.com

 

 

 

REALIDADES Y FICCIONES

—Revista Literaria—

Nº 43 – Septiembre de 2020 – Año XI

ISSN 2250-4281

Exp. RE-2019-93086258-APN-DNDA#MJ del 15/10/2019, Dirección Nacional del Derecho de Autor / República Argentina.


Propietario y director: Héctor Zabala

Av. Del Libertador 6039 (C1428ARD)

Ciudad de Buenos Aires, Argentina

zab_he@hotmail.com

http://hector-zabala.blogspot.com/

Currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 40:

https://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/2019/12/realidades-y-ficciones-revista.html

 

Colaboradores


Corrección general:

Noelia Natalia Barchuk Löwer

Resistencia (Chaco), Argentina

alfana79@hotmail.com

http://noelia-barchuk-literatura.blogspot.com.ar/

Currículo en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 78:

http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/2018/09/suplemento-de-realidades-y-ficciones-n.html

 


Ilustración de carátula y emblema:

Mónica Villarreal

Scottsdale (Arizona), Estados Unidos

Monterrey (Nuevo León), México

monvillarreal@hotmail.com

 @mon_villarreal

https://www.facebook.com/monvillarreal22

Currículo en revista Realidades y Ficciones Nº 17:

http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com.ar/2014/06/

 

 

COLABORARON EN ESTE NÚMERO:

Moisés Mayán Fernández, La Habana, Cuba

• Zulma Esther Prina, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

• Anna Rossell, Barcelona (Cataluña), España

• Luis Benítez, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

• Viviana Díaz, Londres Provincia de Catamarca, Argentina

• Agustín Romano, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

• Noelia Natalia Barchuk, Resistencia (Chaco), Argentina

• Mónica Villarreal, Scottsdale (Arizona), Estados Unidos – Monterrey (Nuevo León), México

• Héctor Zabala, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

El listado completo de colaboradores se encuentra a la derecha del blog bajo el acápite COLABORADORES de Revista REALIDADES Y FICCIONES.

 

REVISTA: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com/

 @RyFRevLiteraria

 

SUPLEMENTO: http://colaboraciones-literatura-y-algo-mas.blogspot.com/

 @RyF_Supl_Letras

 

Las opiniones vertidas en los artículos de esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor pertinente.

“Realidades y Ficciones”
Mónica Villarreal (2014)
acrílico y óleo sobre
papel-lienzo, 30 cm x 30 cm

 

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